Una
Revelacion Divina
del
Cielo
por
Mary Katherine Baxter
Indice
Prefacio
Introducción .
1. Dentro de las puertas
2. El trono de Dios
3. Antes, ahora, y después
4. Graneros del cielo
5. Orden en el cielo
6. Lo que les sucede a los
niños
7. Adoración alrededor del
trono
8. Seres santos en el cielo
9. Las glorias del cielo
1O. Visiones de ángeles
mientras trabajan
11 . La Palabra de Dios
12. Viene un mundo nuevo
13. El regreso de Jesucristo
14. Súplica final del Señor:
“Estén preparados”
Sobre la
autora
Prefacio
Los escritos inspirados de
Mary Kathryn Baxter han sido ungidos por Dios, y
han bendecido a cientos de
miles de personas. Creo que es de suma
importancia difundir
ampliamente el mensaje que Dios le ha dado. Ella
comparte estas experiencias en
cientos de iglesias cada año, y ahora las ha
puesto en for ma de libro.
Su obra anterior, "Una
revelación divina del infierno" ha sido
particularmente utilizada por
Dios para dar el mensaje eterno de salvación
a los perdidos y ha sido
ampliamente recibida con entusiasmo por gente de
todo el mundo, habiendo sido
impresa en muchos paí ses y en diversos
idiomas. Más de medio millón
de ejmplares han sido vendidos hasta la
fecha. Estoy convencido de que
este nuevo libro, "Una revelación divina del
cielo", tendrá un éxito
aun mayor.
Como pastor de Mary Kathryn
Baxter durante varios años, la conozco
personalmente y respaldo
plenamente su ministerio. Dios ha puesto su
aprobación sobre su trabajo al
ungir su ministerio y darle una aceptación
tan amplia a este mensaje.
Este libro es el resultado de
muchas oraciones, lágrimas y arduo trabajo.
Le pido al Señor que a través
de la distribución de este libro muchas almas
lleguen a conocer a Jesucristo
y que se preparen para pasar la eternidad en
el cielo!
—T. L. Lowery, Ph.D.
Introducción
El presente libro es una
narración de varias experiencias genuinas que he
tenido con Dios. No se trata
de la obra de mi imaginación hiperactiva o del
sueño de alguien con anhelos
de algo mejor de lo que esta vida puede
ofrecer.
El cielo es una realidad y las
experiencias que describo en este libro las he
narrado tal y como me
sucedieron a mí. No ví todo lo que hay que ver en el
cielo, pues necesitaría la
eternidad para hacerlo. No cuento todo lo que allí ví,
del mismo modo que tampoco lo
hizo el apóstol Pablo (véase 2 Corintios
12:1-4). No obstante, relato
todo lo que Dios me ha dicho que comparta.
Quiero honrar especialmente y
agradecer a mi pastor, el Rdo. Dr. T. L.
Lowery, y a su bella esposa,
Mildred, por su apoyo, aliento y valiosa
contribución a este esfuerzo.
También deseo expresar mi agradecimiento
sincero a la plantilla de la
Iglesia de Dios Nacional y al Rdo. Marcus V. Hand
por su orientación editorial
con respecto a este libro. Además, reconozco
con agradecimiento y doy el
debido crédito a todos los de Whitaker House
en New Kensington,
Pennsylvania,quienes han contribuído en diferentes
formas para lograr que tanto
"Una revelación divina del infierno ", como
"Una revelación divina
del cielo" sean asequibles al público lector.
Estoy agradecida a Dios de que
me haya llamado para compartir este
mensaje. Le agradezco que me
haya fortalecido y que me haya alentado en
mi ministerio, el cual es una
vocación divina. ¡Que Dios los bendiga a todos
ustedes!
—Mary K. Baxter
Mensaje
de Jesús a Kathryn
“Tu has nacido con este
propósito, el de escribir y relatar lo que te he
mostrado y lo que te he dicho,
porque estas cosas son fieles y verdaderas.
"Tu llamamiento es hacer
saber al mundo que hay un cielo y que hay un
infierno y que yo, Jesús fui
enviado por el Padre para salvarlos del
tormento y prepararles un
lugar en el cielo.”
Dentro
del las puertas
Dios en su misericordia y
gracia infinitas, me permitió ir a ese hermoso
lugar llamado “cielo”. La
logística de mi viaje a su morada y de mi regreso
a la tierra me resulta poco
clara, pero no me puedo equivocar en cuanto a
la realidad de lo que me
sucedió.
¿Cómo fueron reveladas las
maravillas incomparables del cielo a una simple
mortal como yo? Permítanme
comenzar con el principio.
Una noche el Señor se me
apareció y me dijo que me había elegido para
una misión especial. Me dijo:
“Hija mía, yo me manifestaré a tí a fín de
trasladar a las personas de
las tinieblas a la luz. Te he elegido con un
propósito: tienes que escribir
y hacer un registro de las cosas que te
mostraré y te diré.”
Me sometí completamente a Dios
y comenzaron a suceder cosas
asombrosas. Fui tomada de
donde estaba en ese momento y trasportada al
mismo infierno. Tenía el uso
de mis cinco sentidos, podía ver, palpar, oír,
oler y gustar. No obstante, se
trataba de un acontecimiento sobrenatural.
Me daba cuenta de que el
impacto que hacía en mí tenía una finalidad.
Durante días, después de haber
sido yo llevada por el Señor al infierno,
estuve muy dolida en mi alma.
Mi corazón estaba triste y apesadumbrado
debido a los horrores que
había presenciado. Había visto el juicio de Dios
sobre el pecado y sobre la
gente que había ido al infierno. Yo oraba
encarecidamente a Dios y procuraba
su consuelo.
Después de 31 días de haber
empezado estos sucesos, el poder del Dios
omnipotente volvió a caer
sobre mí. A las dos de la mañana, un vigoroso
ángel se presentó junto a mi
cama. Jesucristo se hallaba de pie detrás de
aquel ángel. Al mirar yo el
rostro del Señor, vi que me sonreía pero no me
decía nada.
El poderoso mensajero de Dios
me dijo: “Dios me ha dado una misión
especial. He sido enviado acá
para llevarte al cielo y mostrarte parte de
este.”
Volvió a hablar después de un
rato: “ y mira la gloria de Dios!”
Enseguida, y de forma
sobrenatural, fui trasportada de mi casa y me hallé
parada junto al ángel
celestial frente a una de las puertas del cielo.
¡La abrumadora belleza de lo
que veía a mí alrededor era fascinante! La
ropa del ser celestial parecía
una vestidura resplandeciente de luz. El ángel
tenía alas triangulares que
relucían con los colores del arco iris. Aunque yo
no estaba sorprendida, sí
quedé asombrada por la hermosura indescriptible
de Dios que era evidente por
todas partes.
Acto seguido, el ángel repitió
una exclamación que yo oiría muchas veces: “
la gloria de Dios!”
La magnífica puerta que estaba
ante mí en su esplendor estaba hecha de
una perla sólida.
Con admiración contemplé todo
lo que pude de ese hermoso panorama.
Hasta ese punto, no había
visto al Señor por ninguna parte, mas me
hallaba totalmente extasiada
por la gloria del cielo.