lunes, 3 de abril de 2017

UNA REVELACION DIVINA DEL CIELO-1



Una Revelacion Divina
del Cielo
por Mary Katherine Baxter
Indice
Prefacio
Introducción .
1. Dentro de las puertas
2. El trono de Dios
3. Antes, ahora, y después
4. Graneros del cielo
5. Orden en el cielo
6. Lo que les sucede a los niños
7. Adoración alrededor del trono
8. Seres santos en el cielo
9. Las glorias del cielo
1O. Visiones de ángeles mientras trabajan
11 . La Palabra de Dios
12. Viene un mundo nuevo
13. El regreso de Jesucristo
14. Súplica final del Señor: “Estén preparados”


Sobre la autora
Prefacio
Los escritos inspirados de Mary Kathryn Baxter han sido ungidos por Dios, y
han bendecido a cientos de miles de personas. Creo que es de suma
importancia difundir ampliamente el mensaje que Dios le ha dado. Ella
comparte estas experiencias en cientos de iglesias cada año, y ahora las ha
puesto en for ma de libro.
Su obra anterior, "Una revelación divina del infierno" ha sido
particularmente utilizada por Dios para dar el mensaje eterno de salvación
a los perdidos y ha sido ampliamente recibida con entusiasmo por gente de
todo el mundo, habiendo sido impresa en muchos paí ses y en diversos
idiomas. Más de medio millón de ejmplares han sido vendidos hasta la
fecha. Estoy convencido de que este nuevo libro, "Una revelación divina del
cielo", tendrá un éxito aun mayor.
Como pastor de Mary Kathryn Baxter durante varios años, la conozco
personalmente y respaldo plenamente su ministerio. Dios ha puesto su
aprobación sobre su trabajo al ungir su ministerio y darle una aceptación
tan amplia a este mensaje.
Este libro es el resultado de muchas oraciones, lágrimas y arduo trabajo.
Le pido al Señor que a través de la distribución de este libro muchas almas

lleguen a conocer a Jesucristo y que se preparen para pasar la eternidad en

el cielo!

—T. L. Lowery, Ph.D.


Introducción
El presente libro es una narración de varias experiencias genuinas que he
tenido con Dios. No se trata de la obra de mi imaginación hiperactiva o del
sueño de alguien con anhelos de algo mejor de lo que esta vida puede
ofrecer.
El cielo es una realidad y las experiencias que describo en este libro las he
narrado tal y como me sucedieron a mí. No ví todo lo que hay que ver en el
cielo, pues necesitaría la eternidad para hacerlo. No cuento todo lo que allí ví,

del mismo modo que tampoco lo hizo el apóstol Pablo (véase 2 Corintios

12:1-4). No obstante, relato todo lo que Dios me ha dicho que comparta.
Quiero honrar especialmente y agradecer a mi pastor, el Rdo. Dr. T. L.
Lowery, y a su bella esposa, Mildred, por su apoyo, aliento y valiosa
contribución a este esfuerzo. También deseo expresar mi agradecimiento
sincero a la plantilla de la Iglesia de Dios Nacional y al Rdo. Marcus V. Hand
por su orientación editorial con respecto a este libro. Además, reconozco
con agradecimiento y doy el debido crédito a todos los de Whitaker House
en New Kensington, Pennsylvania,quienes han contribuído en diferentes
formas para lograr que tanto "Una revelación divina del infierno ", como
"Una revelación divina del cielo" sean asequibles al público lector.
Estoy agradecida a Dios de que me haya llamado para compartir este
mensaje. Le agradezco que me haya fortalecido y que me haya alentado en
mi ministerio, el cual es una vocación divina. ¡Que Dios los bendiga a todos
ustedes!
—Mary K. Baxter

Mensaje de Jesús a Kathryn
“Tu has nacido con este propósito, el de escribir y relatar lo que te he
mostrado y lo que te he dicho, porque estas cosas son fieles y verdaderas.
"Tu llamamiento es hacer saber al mundo que hay un cielo y que hay un

infierno y que yo, Jesús fui enviado por el Padre para salvarlos del

tormento y prepararles un lugar en el cielo.”
Dentro del las puertas
Dios en su misericordia y gracia infinitas, me permitió ir a ese hermoso
lugar llamado “cielo”. La logística de mi viaje a su morada y de mi regreso
a la tierra me resulta poco clara, pero no me puedo equivocar en cuanto a
la realidad de lo que me sucedió.
¿Cómo fueron reveladas las maravillas incomparables del cielo a una simple
mortal como yo? Permítanme comenzar con el principio.
Una noche el Señor se me apareció y me dijo que me había elegido para

una misión especial. Me dijo: “Hija mía, yo me manifestaré a tí a fín de

trasladar a las personas de las tinieblas a la luz. Te he elegido con un

propósito: tienes que escribir y hacer un registro de las cosas que te

mostraré y te diré.”
Me sometí completamente a Dios y comenzaron a suceder cosas
asombrosas. Fui tomada de donde estaba en ese momento y trasportada al
mismo infierno. Tenía el uso de mis cinco sentidos, podía ver, palpar, oír,

oler y gustar. No obstante, se trataba de un acontecimiento sobrenatural.
Me daba cuenta de que el impacto que hacía en mí tenía una finalidad.
Durante días, después de haber sido yo llevada por el Señor al infierno,
estuve muy dolida en mi alma. Mi corazón estaba triste y apesadumbrado
debido a los horrores que había presenciado. Había visto el juicio de Dios
sobre el pecado y sobre la gente que había ido al infierno. Yo oraba
encarecidamente a Dios y procuraba su consuelo.
Después de 31 días de haber empezado estos sucesos, el poder del Dios
omnipotente volvió a caer sobre mí. A las dos de la mañana, un vigoroso
ángel se presentó junto a mi cama. Jesucristo se hallaba de pie detrás de
aquel ángel. Al mirar yo el rostro del Señor, vi que me sonreía pero no me
decía nada.
El poderoso mensajero de Dios me dijo: “Dios me ha dado una misión
especial. He sido enviado acá para llevarte al cielo y mostrarte parte de
este.”
Volvió a hablar después de un rato: “ y mira la gloria de Dios!”
Enseguida, y de forma sobrenatural, fui trasportada de mi casa y me hallé
parada junto al ángel celestial frente a una de las puertas del cielo.
¡La abrumadora belleza de lo que veía a mí alrededor era fascinante! La

ropa del ser celestial parecía una vestidura resplandeciente de luz. El ángel
tenía alas triangulares que relucían con los colores del arco iris. Aunque yo
no estaba sorprendida, sí quedé asombrada por la hermosura indescriptible
de Dios que era evidente por todas partes.
Acto seguido, el ángel repitió una exclamación que yo oiría muchas veces: “
la gloria de Dios!”
La magnífica puerta que estaba ante mí en su esplendor estaba hecha de

una perla sólida.
Con admiración contemplé todo lo que pude de ese hermoso panorama.
Hasta ese punto, no había visto al Señor por ninguna parte, mas me
hallaba totalmente extasiada por la gloria del cielo.

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