LO QUE PIENSA AMÉRICA DEL PROBLEMA JUDÍO
RUFINO MARIN
BUENOS AIRES
1944
No hablaremos aquí, del delirio obsédante contra el judais- mo que poseyó a Nerón, a Vespasiana, a Tito, su hijo, a Adriano, a Constantino, a Heraclio, ordenando maniatarlos y arrojarlos al mar con una piedra en los pies, o degollarlos como una ma- nada de cerdos, o arrojarlos a las fieras enloquecidas de hambre de los famosos juegos circenses, gloria bárbara que creíamos — en 1944 — enterrada por los siglos de los siglos. o hablaremos de todo ello, que a creer la palabra severa de un historiador como Flavio Josefo, ocasionó un millón cien mil víctimas a la raza judía... AL pasar, en apretada síntesis y sólo a título informativo de las persecuciones de bulto gordo de que fué objeto el pueblo judío, hablaremos un poco. A saltos, y a través de la Historia y de los Siglos. Queremos expresar algo antes de proseguir: no somos histo- riadores. Séanos permitido solicitar una excusa al lector por lo que faltare en la relación de aquellos hechos. También desea- mos decir, que no estamos haciendo historia de las persecuciones a los hebreos, sino relato ocasional comparativo. Habíamos quedado en Heraclio. . . — 39 — RUFINO MARIN EN 1105 de la Era Cristiana, GodoFredo de Bouillon, luego de tomar Jerusalén, hizo encerrar a miles de sus habi- tantes judíos en las sinagogas; y sin duda para purifi- carlos, los quemó, destruyendo así en un solo acto, dos cosas: a los judíos y a sus templos. Doble barbarie... En Francia, en 1242, las polémicas acerca de los judíos ha- bían subido de grado; con tal motivo, se encendieron sendas hogueras en las plazas públicas, cuyo fuego fué alimentado con buenas carretadas de libros judíos. Además, para ejemplo y es- carmiento de su espíritu liberal, se azotaron a unos cuantos centenares de hebreos. Esto, no era sino la preparación de un clima especial, ya que los ojos de los poderosos, se habían fijado en el estupendo florecimiento económico que poseían los hijos de Israel, y, como la Codicia es mala consejera, fué así que "en 1306 — dice An- dró Maurois en "Disraeli" — el Rey Felipe el Hermoso care- ciendo de recursos, decidió sin mayores escrúpulos de conciencia, embargarles a los judíos todos sus bienes". Así como Juana II*, Reina de Nápoles, era una desenfre- nada amadora, que saltaba de un abrazo a otro abrazo con los buenos mozos de su escolta — en la que había muchos — , así también Felipe el Hermoso, tenía el sentido especial del atra- cador. Estas nuestras palabras, no serán muy diplomáticas, pero son verdad. Como los damnificados protestaran — lo que era de lógi- ca — la nobleza de Francia con su Rey a la cabeza, indignados de que no pudieran hacer un asalto en toda la regla, sin la protesta de las víctimas, expulsaron a los judíos por ser "una raza de inadaptados y rebeldes permanentes". El disperso judaismo de Francia, se aposentó así en Es- paña, en cuyas tierras, gozaron durante casi un siglo de relativa tranquilidad, mas luego "se encendieron las hogueras de la Santa Inquisición y pareció de pronto que aquella raza habría de perecer" ( 5 ), sobre todo después del pogrom de 1391, y (5) André Maurois. "Disraeli". — 40 — LO QUE PIENSA AMÉRICA DEL PROBLEMA JUDÍO aquel otro que durante dos años — 1412/1414 — la vida de los judíos no valía un maravedí. No ocurrió así sin embargo, ya que "en el momento en que allí se les mostraba la más recia hostilidad, las Repúblicas de Venezia y de Amsterdam, les abrían sus puertas. También Fran- cia, levantaba el Decreto de su expulsión. . . ( 6 ). La fama de los tormentos de la muy Santa Inquisición, con- movieron un poco al mundo de aquel entonces. Fué así que hasta en la fría Inglaterra, tan parca en rectificaciones, Carlos II, después de saber que Cromwell se había mostrado favorable a la petición de Lord Fairfax acerca de "la oportunidad de per- mitir el regreso a los judíos", firmaba la real orden de su ad- misión. Sucedía esto en fecha muy cercana al día de Todos los Santos del año 1649, esto es, a los 343 años justos y cabales de su expulsión. Mientras esto ocurría en Inglaterra, en la lejana Ucrania se iniciaba con violencia inusitada, uno de los pogroms de más larga duración y de más graves consecuencias para los hijos de Israel, ya que en solo una década — 1643 a 1658 — perecieron no menos de 800.000 judíos. Andando a los saltos, a través de la bien nutrida historia de las injustas persecuciones de que los judíos fueron objeto de tanto en tanto, como epidemias variólicas, llegamos a los po- groms de aquella Rusia zarista y bárbara de 1831, que no sabía pronunciar la palabra winowatj ( 7 ). Todas esas persecuciones sin embargo, que grosso modo hacen ascender a la impresionante cifra de 3.500.000 personas sacrificadas dentro de la más acabada técnica de las torturas, ocurrió en el pasado. Fueron expresiones de un atraso espiri- tual, moral y filosófico del cual el mundo del siglo XX, se ru- boriza hasta la humillación. Y bien. He aquí que llegamos a lo que queríamos llegar. (6) André Maurois. "Disraeli". (7) Perdón. RUFINO MARIN
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