domingo, 3 de junio de 2018

59-65 PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA

  PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA
ANTONIO BATRES JAUREGUI
1892
 
Provincialismos de Guatemala. 
A. 
En Guatemala, además de las frases adverbia- 
les castizas, corren muchas otras, entre las que ci- 
taremos como más comunes, las siguientes: 
 
A las últimas. 
O más comunmente en las últimas, se dice que 
está el que se encuentra agonizando. En España 
es: á los últimos. 
''Diciendo esto, me llevó á un cuarto donde el 
triste Blas de Santillana, tendido en una cama 
que mostraba bien la miseria de un pobre escu- 
dero, estaba ya á los últimos'' (P. Isla, Gil Blas.) 
A la pretina. 
En España habrá madres que tengan á sus hi- 
jas en pretina; pero no que las lleven a la pre- 
tina. 
 
A pata. 
Equivale en Chile á descalzo, y entre nosotros 
vulgarmente, á andar á pié, á caminar en el co- 
che de San Francisco, como dicen en España. 
A trompa tañeta. 
En buen castellano es á trompa tañida. 
62 VICIOS DEL LENGUAJE Y 
 
A revienta cinchas. 
Es locución que también se usa en Chile, se- 
gún Zorobabel Rodríguez, quien dice en su "Dic- 
cionario de Chilenismo," que en España es rom- 
piendo cinchas. 
 
A patadas. 
Dícese vulgarmente para significar que hay- 
abundancia de una cosa; v. g. "Criadas malas se 
encuentran a patadas," por decir á cada paso (lla- 
man aquí PATA al pié.) En castellano se dice á 
porrillo 6 á rodo, que son los adverbios que signi- 
fican "copiosamente, en abundancia." 
 
A bocas de oración. 
En castellano se dice á boca de invierno^ por á 
principio ó entrada de invierno, á boca de noche, 
al anochecer, á boca de oración, por el punto del 
día en que ya empieza á oscurecer; pero no en 
plural, como dicen por acá, a bocas de oración. 
 
A medio palo. 
Decimos que está el que se encuentra achispa^ 
dOy ca^i temulento. En España dicen que está á 
medio pelo. 
 
A memeches. 
Se dice que uno lleva á otro a memeches ó a 
MÉMisH (en estas palabras indias debe pronun- 
ciarse la sh como en inglés, en mash,) cuando el 
último va á horcajadas sobre el otro, con la hor- 
cajadura en la nuca 6 en la cintura de quien lo 
lleva. 
 
A saber. 
Se emplea mucho, entre nosotros, en lugar de 
quién sabe, no sé, no se sabe. Supongamos que á 
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 68 
uno le preguntan — ¿Cree usted que vendrá Juan? 
^*A SABER. — (quien sabe) — A saber quien se robó 
el dinero — (no se sabe quien se robó el dinero) — 
— A SABER si volveré á ver á mi madre (no sé si 
volveré á ver á mi madre) — Cuando á^afeer se em- 
plea como condicional; por ejemplo: "^ saber que 
venía Lorenzo, no hubiera yo venido," entonces 
está muy bien usado; ó cuando expresa esto es, 
comoo si dijéramos: *'Las obras de Bello contie- 
nen varias materias, á saber: Gramática, Historia, 
Poesía, Derecho de Gentes, etc." 
 
A troche y moche. 
Así hemos oído decir á algunos, en vez de á 
trochemoche, como es lo castizo.  
 
A la pluma, al lápiz. 
Son galicismos muy notables y muy comunes, 
que pueden corregirse con sólo decir á pluma, á 
lápiz. 

A la estampida. 
Dicen algunos salir A la estampida ó de estam- 
pida y es salir de estampía, embestir de estampía, 6 
partir de estampía. 

A espeta perros. 
Salir A ESPETA PERROS cs CU bueu español, al 
decir de Cuervo, salir como perro con vejiga. 

Abarrotar. 
Entre las acepciones de este verbo, es provin- 
cial la que le damos cuando lo hacemos significar 
que un sujeto monopoliza los géneros de cierta 
clase; por ejemplo: "Estanislao ha dado orden de 
64 VICIOS BEL LENGUAJE Y 
que le compren todo el pescado, y asegura que si 
logra ABARROTARLO, ganará mucho dinero/' El 
verbo castizo sería en tal caso monopolizarlo 
Acaparar es galicismo que no hace falta, según 
Baralt; pero que D. Andrés Bello acepta coma 
necesario (1). 

Abarrotes. 
En el Diccionario sólo encontramos: '^Abarrote, 
el fardo pequeño hecho á propósito para llenar el 
vacío que dejan los grandes." De suerte que 
no debe decirse como decimos: "Tienda o alma- 
cén de ABARROTES, sino especiería, abacería o pul- 
pería (2). D. Juan Ignacio de Armas explica el 
origen de este provincialismo. Dice que en Méxi- 
co se proveían las tiendas al menudeo de esos 
fardos de pequeño bulto, con que se henchían loa 
huecos de la carga gruesa de las embarcaciones; 
es decir de abarrotes (Orígenes del Lenguaje 
Criollo, pág. 39.) 
Siempre nos causa risa recordar que una her- 
mosa guatemalteca llamaba, en Nueva York, á 
esas tiendas grocerías (en inglés groceries,) 

Abnegación. 
Enseña el sabio Bello que el uso que se hace 
de esa palabra, es erróneo. '*Parece que se le ha 

1 Véanse los apuntes de D. Andrés Bello acerca del Diccionario 
de Galicismos de Baralt, que se hallan en la Introducción á las 
obras completas del mismo Bello, escrita por D. Miguel L. Amuná- 
tegui, título 8. ® p. G. 

2 Es curioso lo que dice D. Juan de Solórzano acerca de esta pa- 
labra: **Por cédulas reales del año de 1631 se dispuso que en cada 
ciudad 6 villa se señalasen tiendas de las que en Castilla llaman 
Ah(iceAay y en las Indias de Pulpería 6 Pulquería y de pulque que es 
una bebida que usan mucho los indios de Nueva España. (Política 
Indiana, libro V. cap. I. núm. 19.)  
 
 PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 65 

querido hacer equivalente á la palabra francesa 
DÉvoüMENT, que significa una cosa diferente. Un 
acto de abnegación es aquel en que renunciamos 
un goce ó interés nuestro en provecho ajeno, y so- 
bre todo por un motivo religioso 6 patriótico. Pe- 
ro dévoumenty según la Academia Francesa, es el 
abandono que hacemos de nuestra voluntad á la 
voluntad de otro, estando dispuestos a servirle 
EN TODA ocasión; y denota así mismo algunas ve- 
ces el acto en que uno se expone á un gran peligro 
en defensa de una causa, de la religión^ de la patria, 
etc.; lo cual ya se ve que significa algo más que 
renuncia, desinterés ó desprendimiento, que es 
todo lo que se encierra en abnegación. Entre nos- 
otros, se ha llevado el abuso hasta el extremo de 
formar un adjetivo abnegado, que la lengua no 
reconoce en ningún sentido, y que si pudiera te- 
ner alguno, designaría la persona que se niega 
perentoriamente á lo que de ella se exige. Nóte- 
se que la preposición latina ah introduce ó refuer- 
za en los verbos la idea de desprendimiento ó re- 
pulsa, como se ve en abdicar, abjurar, abrogar/

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