viernes, 4 de noviembre de 2016

HISTORIA DEL EVANGELIO EN COLOMBIA

HISTORIA DEL EVANGELIO EN COLOMBIA
Por FRANCISCO ORDOÑEZ
 Profesor del
Instituto Bíblico "Bethel" 
Armenia — Caldas — Colombia 
1956 

CAPITULO XXXIV

CONSIDERACIONES GENERALES 

Hemos llegado al fin de nuestra Historia, pero antes de 
cerrar este volumen queremos presentar algunas consideracio- 
nes de carácter general, que a manera de balance concreten la 
situación de la Obra Evangélica hasta hoy y sus proyecciones 
hacia el futuro. 

Volviendo los ojos al pasado, no podemos menos que levan- 
tar agradecidos nuestros corazones a Dios para dar gracias por 
lo que hasta aquí, con Su ayuda se ha logrado. La Palabra de 
Dios no ha sido predicada en vano. Las decenas de millares de 
cristianos evangélicos que a diario leen sus Biblias y glorifican a 
Dios con la entereza de sus vidas, son vivos testimonios del po- 
der y el crecimiento del Evangelio. Sin embargo, puede ser 
qje algunos opinen que el desarrollo del Protestantismo en Co- 
lombia ha sido algo lento en relación con el desenvolvimiento del 
mismo en otras naciones americanas. Conviene en cuanto a es- 
to tener en cuenta ciertos factores. La acción evangelizadora 
que en ningún tiempo ni en ninguna parte ha sido fácil, ha re- 
vestido en Colombia y sobre todo en ciertas épocas, todas las 
características de una proeza de abnegación y perseverancia, 
rayana en sacrificio. 

La predicación del Evangelio puro, sencillamente novotes- 
tamentario ha sido un franco desafío a la conducta aberrante 
de un sistema de vida prácticamente materialista ; tenía que cho- 
car irremediablemente con las costumbres y vicios contraídos a 
lo largo de los siglos por efectos de una religión ritual y utilita- 
rista, que no deja de serlo aunque se ampare bajo la sombra de 
la cruz. Las otras dificultades han sido: la hostilidad encarni- 
zada del clero romano, que trata de mantener a todo trance su 
gravosa hegemonía y la debilidad culpable de los gobiernos ci- 
viles, que si en períodos relativamente breves han procedido con 
ejemplar autonomía, en la mayor parte de los casos han hipote- 
cado su autoridad a las exigencias insaciables de la iglesia. Si 
en Colombia hubiera completa libertad religiosa, aseguramos 
que en menos de tres generaciones, el país estaría completamen- 
te evangelizado. 
360 
Análisis de la Violencia 

Una de las cosas de que más se ha hablado en el mundo du- 
rante los últimos años ha sido la persecución religiosa en Co- 
lombia. Persecución antiprotestante, cruel y despiadada, con 
propósitos de exterminio. lEn algunos capítulos de nuestro li- 
bro hemos insertado aquí y allá ciertos relatos de impresionan- 
tes actos de violencia, como simples muestras de los indescripti- 
bles e incontables sufrimientos que los creyentes evangélicos 
han tenido que padecer a causa de su fe. No intentamos dar 
aquí una explicación minuciosa de las causas de tal persecución, 
ni pretendemos describir tan amarga historia en sus detalles. 
Para ello se necesitarían probablemente muchos volúmenes. 
Bástennos por ahora algunas observaciones al respecto. 

Permítasenos primeramente declarar que la predicación del 
Evangelio nunca ha gozado de absoluta libertad en Colombia; 
pero es preciso anotar aquí en honor a la justicia que las auto- 
ridades civiles hasta 1948, si bien no garantizaron en forma 
completa el ejercicio pleno de la libertad de cultos, por lo menos 
hicieron lo posible para proteger las vidas, la honra y los bie- 
nes de los cristianos evangélicos. Solamente en casos aislados 
algunos funcionarios subalternos contribuyeron activa o pasi- 
vamente a los actos de hostilidad, inspirados generalmente por 
los miembros del clero. Estos por su parte, no han cesado en 
ningún momento en su campaña de difamación contra la Obra 
Evangélica, procurando presentar a cada creyente, y sobre todo 
a los pastores y misioneros como "lobos rapaces", enemigos de 
Dios y de la virgen, corruptores de almas y envenenadores de 
conciencias. 

Pero el año 1948 fué por muchos conceptos un año trágico 
en la historia nacional. Las ambiciones políticas llevadas al ex- 
tremo lanzaron al país en un ambiente cargado de amenazas y 
zozobras; hechos de sangre ocurrieron en distintos lugares del 
país, se declaró turbado el orden público y las fuerzas militan- 
tes de variadas tendencias desencadenaron la más sangrienta 
racha de feroces represalias, en forma tan cruel y despiadada que 
nos hace recordar el vandalismo de épocas remotas, que ya con- 
siderábamos superadas para siempre. La iglesia católica, que 
según podía notarse, había esperado desde mucho antes una 
oportunidad semejante de desorden social, inició sin pérdida de 
tiempo una insistente campaña encaminada a hacer aparecer a 
las iglesias y grupos protestantes como enemigos del gobierno, 
agentes subversivos, cómplices de revoltosos y guerrilleros. lEn 
consecuencia se desató al amparo del caos político, la persecu- 
ción religiosa más violenta que hayan sufrido los cristianos 
evangélicos en las últimas décadas. 

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