ANONIMO
Sin embargo el Emperador tiene que tener buenas razones para haberlo dispuesto así.
-Bien puede él haber sido instigado por consejeros ignorantes o maliciosos.
Tengo entendido que es una resolución tomada por él mismo.
El número de los que han sido entregados a la muerte de esa manera y por el mismo motivo es enorme.
Oh,
sí, son algunos millares. Quedan muchos más; pero es que no se les
puede capturar. Y precisamente eso me recuerda la razón de mi presencia
acá. Te traigo la comisión imperial.
Lúculo
extrajo de los dobleces de su capa militar un rollo de pergamino, el
cual entregó a Marcelo. Este último examinó con avidez su contenido. Se
le ascendía a un grado mayor, al mismo tiempo que se le comisionaba para
buscar, perseguir y detener a los cristianos en donde fuera que se
hallasen ocultos, haciéndose mención en particular de las catacumbas.
Marcelo leyó con el ceño fruncido y luego puso el rollo a un lado.
No pareces estar muy contento.
Te
confieso que la tarea es desagradable. Soy un soldado y no me gusta eso
de andar a la caza de viejos débiles y niños para los verdugos. Sin
embargo, como soldado debo obedecer. Dime algo acerca de esas
catacumbas.
Las
catacumbas? Es un distrito subterráneo que hay debajo de la ciudad, y
cuyos límites nadie conoce. Los cristianos huyen a las catacumbas cada
vez que se hallan en peligro; también están ya habituados a enterrar a
sus muertos allí. Una vez que logran penetrar allí, se pueden considerar
fuera del alcance de los poderes del estado.
Quién hizo las catacumbas?
Nadie
sabe con exactitud. El hecho es que han existido allí por muchos
siglos. Yo creo que fueron excavadas con el objeto de extraer arena para
edificaciones. Pues en la actualidad todo nuestro cemento proviene de
allí, y podrás ver innumerables obreros trayendo el cemento a la ciudad
por todos los caminos. En la actualidad tienen que ir hasta una gran
distancia, porque con el transcurso de los años han excavado tanto
debajo de la ciudad que la han dejado sin fundamento.
Existe alguna entrada regular?
Hay
entradas innumerables. Precisamente esa es la dificultad. Pues si
hubiera solamente unas pocas, entonces podríamos capturar a los
fugitivos. Pero así no podemos distinguir de qué dirección hemos de
avanzar contra ellos.
Hay algún distrito del cual se sospecha?
Sí.
Siguiendo por la Vía Apia, como a dos millas, cerca a la tumba de
Cecilia Metella, la gran torre redonda que conoces, allí se han
encontrado muchos cadáveres. Hay conjeturas que esos son cuerpos de los
cristianos que han sido rescatados del anfiteatro y llevados allá para darles sepultura. Al acercarse los guardias los cristianos han dejado
los cadáveres y han huido. Pero, después de todo, eso no ayuda en nada,
porque después que uno penetra a las catacumbas, no puede considerar que
está más cerca del objetivo que antes. No hay ser humano que pueda
penetrar a aquel laberinto sin el auxilio de aquellos que viven allí
mismos.
¿Quiénes viven allí?
Los
excavadores, que aún se dedican a cavar la cierra en busca de arena
para las construcciones. Casi todos ellos son cristianos, y siempre
están ocupados a cavar tumbas para los cristianos que mueren. Esos
hombres han vivido allí toda la vida, y no solamente puede decir que
están familiarizados con todos aquellos pasajes, sino que tienen una
especie de instinto que les guía.
Has entrado algunas veces a las catacumbas, ¿verdad?
Una
vez, hace mucho tiempo, cuando un excavador me acompañó. Pero sólo
permanecí allí un corto tiempo. Me dio la impresión de ser el lugar más
terrible que hay en el mundo.
Yo
he oído hablar de las catacumbas, pero en realidad no sabía nada
respecto a ellas. Es extraño que sean tan poco conocidas. ¿No podrían
esos excavadores comprometerse a guiar a los guardias por todo ese
laberinto?
No, ellos no entregarían a los cristianos.
Pero, ¿se ha intentado hacerlo?
Oh,
sí. Algunos obedecen y guían a los oficiales de la justicia a través de
la red de pasajes, hasta que llega un momento en que casi pierden el
sentido. Las antorchas casi se extinguen, llegando ellos a
aterrorizarse. Y entonces piden que se regrese. El excavador expresa que
los cristianos deben haber huido, y así regresa al oficial al punto de
partida o ingreso.
¿Y ninguno tiene la suficiente resolución de seguir hasta llegar a encontrar a los cristianos?
Si
insisten en continuar la búsqueda, los excavadores les guían hasta
cuando quieran. Pero lo hacen por los incontables pasajes que
interceptan algunos distritos particulares.
¿Y no se ha encontrado uno solo que entregue a los fugitivos?
Sí,
algunas veces. Pero, ¿de qué sirve? A la primera señal de alarma todos
los cristianos desaparecen por los conductos laterales que se abren por
todas partes.
Mis perspectivas de éxito parecen muy pocas.
Podrán
ser muy pocas, pero mucha esperanza se tiene cifrada en tu osadía v
sagacidad. Pues si llegas a tener éxito en esta empresa que se te
comisiona, habrás asegurado tu fortuna. Y ahora, ¡buena suerte! Te he
dicho todo lo que yo conozco. No tendrás dificultad en aprender mucho
más de cualquiera de los excavadores.
Eso
decía Lúcido al mismo tiempo que se marchaba. Marcelo hundió su rostro
entre las manos, y se sumió en profundos pensamientos. Empero, en medio
de su meditación le perseguía, como envolviéndole, la otra cada vez más
penetrante de aquella gloriosa melodía que evidenciaba el triunfo sobre
la muerte: Al que nos amó. Al que nos ha lavado de nuestros pecados.
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