miércoles, 26 de octubre de 2016

ANECDOTAS DE ABRAHAM LINCOLN

ANECDOTAS DE ABRAHAM LINCOLN

El Presidente ríe
DURANTE los trágicos años de la guerra, Lincoln encontraba alivio a su dolor en su buen humor. «Me río porque no debo llorar», decía.

UNO DE LOS cuentos que más gracia le hacían era aquel de dos señoras muy piadosas que comparaban a Lincoln con Jefferson Davis, presidente de la rebelde Confederación.
Yo creo que Jefferson va a ga­nar — decía la una.
—¿Por qué razón?
Porque es hombre que reza. —Eso no tiene que ver: Abrahán también reza.
Sí, pero Nuestro Señor no le cree ... pensará que le está tomando el pelo. —
DIXON WECTER

UNA 'VEZ le preguntaron cómo se sentía siendo presidente de los Estados Unidos y Lincoln les respondió con esta graciosa parábola:
« ¿ Saben ustedes el cuento de aquel hombre a quien, para desterrarlo, lo empecinaron, lo emplumaron y lo sacaron del pueblo colgado de pies y manos de una vara? Pues bien: cuando uno de los del tumulto le preguntó cómo se sentía, mi hombre le respondió:
«—Si no fuera por el honor que me hacen ... hubiera preferido salir andando». — W. O. STODDARD
Candidato honesto y ejemplar

GANÓ las elecciones por una decisiva mayoría : 6340 votos en su favor contra 4829 que obtuvo Cartwright. De los 200 dolares que le dieron sus amigos para los gastos de la campaña electoral, devolvió $199 con 25 centavos. «Hice el recorrido en mi propio caballo —explicaba—; los festejos se hicieron en las casas de mis amigos y no me costaron nada; el único gasto ascendió a 75 centavos para pagar un barril de cidra con que unos campesinos se empeñaron en que yo les había de obsequiar».
—Nicolas y Hay

EN EL CONGRESO, Lincoln se opuso a la guerra contra México. Declaró que quienes pretendían probar que la guerra no era un acto de agresión procedían lo mismo que aquel granjero de Illinois que dijo una vez: «Yo no soy codicioso, no tengo ambición de poseer tierras; las únicas que quiero son las que lindan con la mía'.
_Inteligencee, de Washington.

Siendo ya congresista le respondió a un sujeto que escribió pidiéndole un autógrafo:
Estimado señor: Recibí su nota en la cual me pide mi firma «con un pensamiento» y se la habría contestado antes si no se me hubiera tras­papelado. Yo no soy hombre de muchos pensamientos, pero el mejor que se me ocurre es: que si usted sigue coleccionando firmas de gentes tan distinguidas como yo, va a formar una enorme lista muy poco distinguida. De usted con todo respeto, A. Lincoln, Washington, 5 de enero de 1849.

EN 1854 el senador Douglas presentó al Congreso el proyecto de ley por la cual se permitiría la esclavitud en los territorios de Kansas y Nebraska.
  Lincoln se enardeció y escribió así a su amigo Joshua Speed: «Me parece que progresamos con bastante rapidez hacia la degeneración. Como nación empezamos por declarar que todos los hombres nacen iguales. Esa declaración se interpreta hoy: todos los hombres nacen iguales guales menos los negros. Y cuando lleguen a mandar los Know-Nothings* se leerá: todos los hombres nacen iguales, menos los negros, los extranjeros y los católicos. Si esto sucede, prefiero emigrar a un país en donde no se haga alarde de amor a la libertad: a Rusia, por ejemplo, donde florece el despotismo puro, sin la baja mezcla de la hipocresía».

Know-Nothings*
* Partido político de la época opuesto a la naturalización de los extranjeros.

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