viernes, 24 de febrero de 2017

AQUELLOS SABADOS INOLVIDABLES EN LA ANTIGUA GUATEMALA 2005-

AQUELLOS SABADOS INOLVIDABLES EN LA ANTIGUA GUATEMALA

 2005-

                                                   
Fue  el 23 de febrero del 2005, el día que la llamé  por primera vez,  recuerdo bien el día porque era el cumpleaños de mi finada madre. Han pasado  10 años. Un conocido se había encargado de presentarnos a la distancia.  Platicamos por teléfono…Después de algunos días de comunicarnos por teléfono,  ella quiso  conocerme en persona.  Para ir ya un poco preparados en el terreno y no sentirnos totalmente como extraños hablamos de nuestra  forma de ser interna y lo externo. Ella dijo que era alta, bonita… y yo le dije  entre otras cosas  que era alto y delgado pero no en extremo. Durante algunos días  estuvimos paticando por teléfono. Después llegó el día para conocernos .

 El día de las presentaciones…un sabado 

Una hora antes la llame y le dije:” Por favor no dejes de acudir a la cita…si no  soy de tu agrado….platicamos unos minutos y nos despedimos…” . Ella contestó: “No tengas cuidado, Iré a  conocerte, a saludarte…” La base de la confianza existente debo decir era que teníamos referencias que ambos éramos y creo que  seguimos siendo  cristianos evangélicos.

 Espera

 Yo llegué a cierto lugar , y esperé…los minutos y segundos se me hacían eternos, comencé a dudar…no vendrá…. Y si no es como me dijo que era….,  cada mujer que se acercaba pensaba que era ella..no aguante más y la llamé.. me contesto y dijo ya voy llegando.

Nueva impaciencia….volvía la incertidumbre….que estoy haciendo aquí…como un tonto…quien será… y si ,…  no me agrada….si yo no le agrado...


 Sorpresas agradables...

un Sábado  de Marzo del 2005 12.00 Medio día


En un momento de desconcentración, fijé mi mirada a un lado…de pronto al volver  mi cara estaba delante de mí.  Dijo:” ¡Hola!,  yo soy…(...)”. ¡Oh!, sorpresa agradable…Delante de mí estaba una joven  muy alta, de cabello largo, rostro bello y porque no decirlo, piel blanca. Son de aquellos  momentos que uno no espera. ..

Nadie es profeta en su tierra, dice el viejo refrán  

y pude comprobarlo luego.

 Sentados en un café, ella me dijó:__ Sabes  ponte de pie un momento por favor__añadiendo luego __Me agrada tu estatura, la camisa corta  y el largo de tus brazos__me caes muy bien.--


 Permanecimos mucho tiempo platicando, le dije que quería visitar la Antigua Guatemala, convenimos que iríamos al otro día …caminamos otro poco, llegaron las primeras sombras de la tarde y entró la noche, Ella se dirigió a su casa y yo a un hotel.


Al otro día  como a las 10.00 de la mañana la llamé, contesto una voz que me dijo . -- Esta bañándose, puede llamar más tarde__Llamé mas tarde, pero la llamada no entraba, o no se escuchaba nada…después de algunos intentos desistí y regresé a Huehuetenango. Llegando estaba a mi casa cuando sonó el teléfono y era ella diciéndome:- que pasó, por qué no me esperaste?- Me dijo que se estaba preparando para ir conmigo a la Antigua. Le pedí disculpas….seguimos conversando varios día por el dichoso teléfono.

 AQUEL DÍA EN LA ANTIGUA


 La esperé donde ella me indicó…pasamos donde unos conocidos suyos… proseguimos los dos hacía la Antigua . Nadie es profeta en su tierra, dice el viejo refrán


 En el camino ella volteaba a mirarme y me decía  “Eres guapo, eres para mí un “gringo  con el cabello negro”. Ella a la verdad estaba guapísima, la mujer  que todo hombre sueña, era el ideal de mujer..…Llegamos a la ciudad colonial…

 UN SABADO INOLVIDABLE DE MARZO 2005 10.30 A.M

.a los pocos minutos de  estar en la antigua nos dirigimos a un convento , creo que se llama de la Recolección.  Entramos. o  mejor dicho ella le dijo al guardia,  “ No queremos  entrar a todo el convento, solo permítanos entrar allí en la grama, para sentarnos unos momentos. El guardia accedió y nos sentamos a la sombre  de un árbol. Los minutos se convirtieron en horas, platicando y platicando, sin tiempo, sin prisa….Que dicha, que belleza

Después de 3 o 4 horas de estar allí platicando y de último recorrimos el convento, agradecimos al guardia del convento y nos dirigimos a almorzar. Se hizo tarde, entraron las sombras del atardecer  y regresamos a la capital. Ella se dirigió a su casa  y yo aun hotel.

 Seguimos  platicando por teléfono. La invité a conocer Huehuetenango. llega el momento de conocer a sus padres. Conocí  a su señora madre, una señora cristiana evangélica con un extraordinario corazón, hermosa por dentro y también en lo externo. Una madre maravillosa de ascendientes ítalos franceses. Me recibe con el corazón y los brazos abiertos. El  aprecio es mutuo. Por su amor  a el Señor Jesucristo y su corazón noble me simpatiza mucho. Horas más tarde viajamos con mi amiga hermosa  a Huehuetenango, Ella siente el viaje muy largo. Llegamos a  mi casa. Aun recuerdo la sonrisa de mi madre al verla llegar. Más tarde ella me comenta –“Tu madre es bella, nuestros papás se sacaron la lotería con ellas”.( es decir nuestras madres) . Pasa unos dos días aquí en mi tierra. Miradas de admiración  a su paso no le faltaban.


 OTRO DÍA INOLVIDABLE EN LAS RUINAS DEL CONVENTO DE LA RECOLECCIÓN EN ANTIGUA


 No recuerdo el día ni el mes , probablemente en abril o en  Mayo, viajamos  nuevamente a la ciudad de Antigua Guatemala., visitamos museos, entramos a la catedral a presenciar una boda, a una catatumbas o catacumbas. Más conventos. En uno de ellos , frente a la tumba de uno de los conquistadores españoles , unos indígenas están arrodillados con velas encendidas y haciendo ritos de adoración, como si de un santo se tratase. No dejo de pensar en la ironía de las costumbres de los pueblos. Los indígenas que tanto rechazan la conquista española y aquí veo a un grupo arrodillado adorando o venerando frente  a la tumba de uno de ellos.

 Encaminamos nuestros pasos al templo de la Recolección, yo deseaba volver a vivir  la platica de un mes atrás.  Mi bella amiga solicita al guardia nos permita  entrar para sentarnos en la grama o césped , a lo que el accede.  Volvemos a sentarnos y nuevamente platicamos y platicamos…los minutos  se convierten en horasque importa el tiempo,  ¿acaso no es maravilloso estar así?.  Después de  unas horas muy largas pero  agradables, vamos a almorzar , y luego a visitar mas templos y lugares, vuelve a oscurecer  y  como a eso de las 7.00 P.M regresamos a su casa.

Sábados de paseos, vivencias,compras....en centro comercial de fondo la música de Laura Pausini  "Viveme".  nuevamente de visita en Huehuetenango, planes de boda, beneplácito de su señora madre…. , …  ,   Ella me decía por teléfono “Hace unos momentos estaba pensando en tí , y le decía a mi madre…”

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Ella me dijo: “ Desearía saber noticias tuyas, Si algún día te casas , que me contaras acerca de ti, de tus hijos…”  Yo le dije  “Deseo que seas feliz, No te llamaré  más…Si te casas, no desearía interferir ….”


Donde estés recordada y bella  amiga mía, Si lees algún día esto, sabe que es para ti.  Talvés te preguntes mas de una vez si te recuerdo.De mi vida casí sigo igual en mi físico, y en lo espiritual anhelo agradar a  mi Dios eterno y refugiarme totalmente en él. como espero lo estés haciendo tú.   GRACIAS POR TU MARAVILLOSA AMISTAD,   DESEO LO MEJOR PARA TI, TU  TIENES UNA FE IGUAL DE PRECIOSA A LA MÍA.  ESPERO QUE NUNCA RENUNCIES A ELLA, SIEMPRE ME HABLASTE DE TUS PRINCIPIOS CRISTIANOS EVANGELICOSSIEMPRE HAS ESTADO EN MI MENTE Y LO  ESTARÁS POR EL RESTO DE MI VIDA, ERES BELLA, SIEMPRE LO SERÁS.  Igualmente  en mi mente tu maravillosa y apreciable madre.   Gracias por tus oraciones cuando oraste por mí.  

jueves, 23 de febrero de 2017

EL OTRO CRISTO ESPAÑOL-004

 EL OTRO CRISTO ESPAÑOL 
Un Estudio de la Historia Espiritual de España  e Hispanoamerica
Por JUAN A. MACKAY
Ediciones Alba
México-Buenos Aires
Versión de GONZALO BAEZ CAMARGO
1952
Ningún principio racional, de interés propio, ha logrado 
jamás superar ese innato individualismo de la naturaleza 
española. Sólo una gran pasión ha logrado tal cosa; pasión 
por el Estado o pasión por la Iglesia. Pero en ambos casos 
la manifestación de esta pasión altruista ha exhibido una 
cualidad peculiarmente española en que reaparece el viejo 
individualismo. Hablando del patriotismo de los españoles, 
Madariaga hace la siguiente observación: "El español, 
pues, siente el patriotismo como el amor, en forma de 
pasión que absorbe el objeto (la patria, la amada), y lo 
asimila, es decir, lo hace suyo. No pertenece a su país: es 
su país el que le pertenece". La pasión de los españoles 
por la Iglesia ofrece la misma característica. La Iqlesia 
fué absorbida y sus destinos se convirtieron en los de la 
nación española. El honor exigía la conformidad con sus 
ritos y dogmas y la propagación de éstos por el mundo 
entero. Pero ni aun a la Iglesia se le permitió conservar 
su identidad personal en las profundidades del alma es- 
pañola ni el cristianismo logró jamás modificar la actitud 
española fundamental hacia la vida. En materia de hecho, 
España se adueñó de la Iglesia mucho más que ésta de 
España. Y la consecuencia histórica de este hecho, como 
habrá de verse más tarde, fué la descristianización del 
cristianismo en el mundo español. 
Sin embargo, es en los místicos españoles donde se 
ejemplifican con más perfección los rasgos distintivos del 
individualismo español. En ellos descubrimos, como en 
ningunos otros representantes de la raza, el alma de Es- 
paña. El misticismo español no es, como el neoplatónico 
y el alemán, un misticismo de molde intelectual y meta- 
físico, sino un brote espontáneo y original, de índole natu- 
ralista, cuvo origen se halla en una pasión ética por la li- 
bertad interior. Tan estrecho es el ambiente, así social 
como religioso, del alma mística, v tan infinita su as- 
' España, M. Aguilar, Madrid, 1934, pág. 25. 
piración, que se crea en su interior una elevadísima tensión 
en la cual se vacía a sí mismo de todo deseo, pensamiento 
y sentimiento. Pasando por una "noche oscura" asciende 
a la cumbre del Carmelo espiritual, y sus sublimes alturas 
contempla, o mejor dicho, posee a Dios. La pasión del 
místico español, tal como se manifiesta, por ejemplo, en 
San Juan de la Cruz, el más clásico de sus tipos, no es 
perderse en Dios sino apropiarse a Dios, poseerlo en el 
sentido más pleno y absoluto. Su individualidad es tan 
vigorosa que quisiera absorber aun a la misma Deidad. 
Como bien podría suponerse, este tipo tan único de misti- 
cismo no formó escuela. Los místicos españoles son gran- 
des almas individuales v solitarias, cada una de las cuales 
siente que "lleva dentro un rey", al cual ha obligado a 
descender a su corazón. 
Aquesta divina unión 
del amor que yo vivo, 
hace a Dios ser mi cautivo 
y libre mi corazón. 
Tal cantó Santa Teresa en una de sus poesías más 
famosas. Y añade: 
mas causa en mí tal pasión 
ver a mi Dios prisionero 
que muero porque no muero. 
Para Dios y para ella, la muerte sería la afirmación de 
la suprema libertad. 
El individualismo primitivo de la raza ibérica ha cons- 
tituido un factor determinante en la historia y vida de 
Sudamérica. Con el correr del tiempo, la arrogancia espa- 
ñola se transformó en "arrogancia criolla", forma extrema 
de egotismo ■ egolatría podríamos llamarle'— que el emi- 
nente sociólogo argentino Carlos Octavio Bunge considera 
como uno de los tres rasgos principales de la psicología 
sudamericana^ Son sugestivas en extremo dos de las 
pequeñas ilustraciones que Bunge ofrece de esta cualidad. 
Una está tomada de la heráldica, la otra de la literatura 
* V. Nuestra América. 
sudamericana. La divisa de la República de Chile es: 
"Por la razón o por la fuerza". Cuando el poeta José Her 
nández, autor de Martín Fierro, la epopeya clásica de las 
pampas, hubo terminado su poema, hizo pedazos su gui- 
tarra para que dedos ajenos no pudieran pulsar sus cuerdas 
continuar la narración de las hazañas de su gaucho.^ 
ste pasaje es un eco evidente de cosa semejante hecha 
por Cervantes. Al terminar la vida de Don Quijote, Cide 
Hamete Benenqeli cuelqa la pluma en la espetera, donde 
habrá de permanecer por siglos y siglos, pues sólo él ha 
nacido para escribir la vida del gran manchego. 
Sin embargo, esta arrogancia se ha manifestado en 
formas mucho más serias en la vida sudamericana, apa- 
reciendo como un irrefrenable deseo de obtener poder 
sobre los demás. Un escritor mexicano, refiriéndose a la 
pasión por conquistar puestos administrativos al servicio 
del gobierno, acuñó la pintoresca desiqnación de "cani- 
balismo burocrático". Esto ha reducido al mínimo la capa- 
cidad de admiración y enqendrado un espíritu aplanador 
de envidia. A nuestra América '—dice el escritor argentino 
Manuel ligarte— le ha faltado la sagrada facultad de 
poder admirar. En vez de nivelar en las crestas ha querido 
nivelar en los valles, abatiendo- toda superioridad indivi- 
dual. En un artículo intitulado "La Crueldad Sudameri- 
cana,io el brillante escritor y político peruano, Haya de la 
Torre, llama la atención a una sombría consecuencia del 
mismo modo de ser. Hace notar que en el momento en que 
un hombre alcanza prominencia en cualquiera esfera, es 
" En este punto el cantor 
buscó un porrón pa consuelo, 
echó un trago como un cielo, 
dando fin a su argumento; 
y de golpe el instrumento, 
lo hizo astillas contra el suelo. 
"Ruempo", dijo, "la guitarra, 
pa no volverme a tentar, 
ninguno la ha de tocar, 
por siguro tenganló; 
pues naides ha de cantar 
cuando este gaucho cantó." 
" En El Universal Gráfico, México, D. F., abril 6, 1931. 
asaltado cruelmente por celosos rivales con el prurito de 
aniquilarlo. Más tarde, cuando la muerte lo ha hecho 
inofensivo, todo el mundo se suma a su apoteosis. Fué 
un sociólogo alemán, añade Haya, muy familiarizado con 
Sudamérica v a quien conoció en Berlín, quien le llamó 
la atención, de modo muy enfático, a la verdad de ese 
hecho. "Ustedes (los sudamericanos) '—le decía este cien- 
tífico^ no respetan nada en los demás; sólo los muertos 
se salvan en la América Latina." Seqún este principio, 
explicaba él el exagerado culto a los muertos en el conti- 
nente del sur, la belleza de los cementerios, la falta de 
capacidad crítica para estimar la obra de un hombre 
fallecido. "Mientras viven, la crueldad los destroza, y 
cuando mueren, la superstición los respeta." 
_______
 Similitud
Y sucedió que tan pronto como Moisés se acercó al
campamento, vio el becerro y las danzas; y se encendió la ira de Moisés, y
arrojó las tablas de sus manos, y las hizo pedazos al pie del monte. Y
tomando el becerro que habían hecho, lo quemó en el fuego, lo molió
hasta reducirlo a polvo y lo esparció sobre el agua, e hizo que los hijos de
Israel la bebieran. Exódo 32,19

jueves, 16 de febrero de 2017

TRAGEDIA EN LA SELVA- El Perro Fiel



¿Quién es el autor?

Años hace que los aficionados a, ani­males refieren este cuento de los montes de la región septentrional de los Estados Uni­dos; pero, aunque abundan quienes asegu­ren haberlo leído, nunca he tropezado con nadie que pudiera decirme dónde ni cuán­do se publicó. ¿Estará mejor informado alguno de los lectores de esta Revísta.

 

 Tragedia en la selva

 Por Rex Beach

Autor de «Flowing Gold », «Alaskan Adventures »,
«Personal Exposure »,
y otras obras

1942

 

PEDRO DOBLEY era un joven trampero que vivía en los yermos de tierras  remotas, sin más com­pañía que Príncipe, su enorme perro de tiro, más lobo que can, de largo y tupido pelo gris. Todos los otoños salía del mon­te con su silencioso pero fiel servidor a proveerse de lo que los dos necesitaban para el invierno, y luego volvían a des­aparecer. En la primavera, regresaba con las pieles que había juntado durante la estación de caza.

Príncipe era compañero inseparable de su amo, en cuyas penalidades y peligros nunca dejaba de participar. En tanto que Pedro, a quien mucho quería, estu­viese a su lado, poco le importaba que durmiesen a  la intemperie, sin más luz que la de las estrellas ni más techo que el firmamento, o, la choza acogedora que les servía de albergue. Sus ojos amarillos miraban a su señor y amigo con un afecto reverente que poco distaba de la adora­ción. Este sentimiento tierno parecía ar­der de continuo suavemente en el cora­zón de Príncipe como una lámpara en un altar, y sólo cuando el peligro amenazaba a su dios, reaparecía el lobo feroz en el apacible perro. Entonces erizaba el pelo, mostraba los colmillos y le brillaban si­niestramente los ojos.

Hay perros en cuyo pecho no cabe más que un afecto; perros que no pueden querer sino a una persona; mas el corazón de Príncipe era tan amplio y generoso como su cuerpo era grande y fornido. Así, cuando Pedro se casó con Margarita, el noble animal la quiso a ella tanto como a él. La primavera siguiente, cuando lle­gó Pedrito y había tres personas que cuidar en vez de dos, Príncipe no sólo aceptó con gusto su trabajo y sus nuevas responsabilidades, sino que se mostró ju­biloso con la aparición del nene, a quien al punto cobró gran cariño, quizá por ver en él un objeto especial de su solici­tud.

Pero los dioses Inclemntes de los montes del Norte se pusieron celosos. Margarita, lejos de recobrar su salud y sus fuerzas, las fué perdiendo, y las primeras nieves del otoño cayeron sobre una sepultura recién abierta bajo los pinos solitarios, al lado de la cual velaban en silencio, un hombre acongojado y un perro gigantesco cabizbajo.

Pedro se dió sus trazas de hacer com­prender a Príncipe (aunque es probable que Príncipe Ya lo supiera) que en ade­lante éste no podría servir de centinela en las trampas ni participar en las emo­ciones de la caza; pues era necesario que cuidase del nene mientras el amo iba a buscar alimento para todos. Desde entonces cuando Pudro salía, Príncipe se asomaba a la ventana hasta verlo desapa­rerr , luego, lanzando un profundo sus­piro , se echaba al lado de Pedrito. Si el chiquillo despertaba o se desasosegaba, siempre encontraba una piel suave y ti­bia en que hundir las manezuelas o apo­yar la cabecita, y sentía las caricias que su fiel  guardián le hacía lamiéndolo afectuosamen te.

Un día sobrevino una fuerte ventisca cuando Pedro estaba lejos de la choza. En unos pocos minutos, la nieve cubrió el suelo con un manto que ocultó toda la vereda y aun los árboles que pudieran servir de señales. Brújula en mano, Pe­dro partió para la choza. Avanzaba lentamente, pues la marcha se hacía difícil sobre manera, y además, incierta; y al fin lo cogió la noche. Con alguna intraquilidad, pensó en Pedrito; mas estaba seguro de  Príncipe lo cuidaría bien y no dejaría que pasara frío.

El   huracán cesó al amanecer, y poco después Pedro salió tambaleando del monte al claro donde estaba la choza. Al oírlo llegar, Príncipe saltaba siempre a la ventana lleno de, júbilo a dar la bien­venida a su señor y amigo. Pero esta vez Pedro ni vió al perro en la ventana ni oyó ruido alguno. Con el corazón helado, se lanzó a saltos por la nieve, dando gri­tos roncos, como para llamar o interrogar al perro. Al lin llegó a la choza, empujó violentamente la puerta, que con sor­presa encontró a medio abrir, y entró con

precipitación, fuera de sí, enloquecido.

La camita del nene estaba desocupada. Las frazadas estaban teñidas de sangre y el suelo cubierto de manchas rojas. Mien­tras Pedro contemplaba la escena horro­rizado, Príncipe salió arrastrándose de debajo de la cama. Tenía el hocico en­sangrentado, y el pelo del pescuezo sal­picado de rojo. No miró a Pedro ni trató de acercársele, sino que permaneció tendido en el suelo, cabizbajo y con ojos vagarosos que parecían rehuir los del amo.

Con la rapidez del relámpago, Pedro formó en su imaginación un cuadro cabal de lo que había ocurrido. «Este bruto fué lobo,» se dijo a sí mismo, «v aún lo es. El hambre despertó en él los instintos feroces de sus progenitores.» Y lanzando un alarido de ira alzó en alto el hacha que llevaba  en la mano, y con toda su fuerza la descargó sobre la ancha cabeza del perro.

De repente oyó un lloriqueo que pare­cía salir de detrás del cadáver de Prín­cipe. Poniéndose en cuclillas, estiró el brazo tembloroso y sacó al nene de de­bajo de la cama. Pedrito tenía la ropa rasgada y cubierta de sangre, pero estaba perfectamente ileso. Desconcertado y casi loco, Pedro escudriñó con los ojos el resto del aposento, en que antes no se había fijado, y vió en un rincón oscuro un lobo muerto con el pescuezo desga­rrado y un jirón sangriento de la piel de Príncipe entre los dientes.

 

Cuando Adán transgredió la ley de Dios, todos los animales aborrecieron al hombre por su pecado, el perro fue el único que se quedo a su lado, dispuesto a dar hasta la vida por su amo.