MEMORIAS DE
UN ESTUDIANTE
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A José Serrano Muñoz
Una
sala—Sobre una mesa un título de Bachiller y varios
libros—Juan.
libros—Juan.
Aquí el
título contemplo
Y me parece
no obstante
Que
aún fuera yo estudiante
De colegio
como ayer.
¡Cuánto
amargo sufrimiento
Y cuánto
recuerdo evoca
Este
título que toca
Al
infeliz Bachiller!
¡Ah, cuál vienen á mi mente
Mil recuerdos impregnados
De goces nunca olvidados
De mi inocencia febril!
Pues ¿quién que estudiante ha, sido
No recuerda placentero
El tiempo más hechicero
Que es el tiempo estudiantil?
Siempre ese
tiempo dorado
Nos
envía cual estrella
La luz más
clara y más bella
Del
cielo del porvenir,
Y al volver
la vista al tiempo
Que
hacia atrás hemos dejado
Más de un
alma ha suspirado
Queriéndolo
revivir.
Era una tarde de enero
Cuando mi
padre me dijo:
—«Has
de saber, querido hijo,
Que
una beca conseguí,
Y como el
tiempo ya avanza
Rápidamente
hijo mío
Ya he
preparado el avío
Para alejarte de mí.
Para alejarte de mí.
Bien
comprendo que es muy duro
Separarte de
mi lado;
Pero ¿qué
quieres, amado, Si así feliz has de ser?
La Escuela
Normal te espera
Como su
alumno bequista,
Anda y
figura en la lista
De los que
quieren saber.»
Miré al
callarse mi padre
Presentarse
ante mi mente
Un nuevo
mundo esplendente,
Con dulzura
sonreír.
Esa noche ví
entre sueños
Mi
dicha más seductora
Y más que
nunca la aurora
Deseaba
para partir.
Despedime de
mis padres
Con el
beso más divino,
Poco
después el camino
De
Guatemala tomé,
Y aquí
comienza la historia
Verdadera de
estudiante,
Pues
desde aquí en adelante
Todo
estudiantada fué.
No ví á
ningún caminante
Y ninguno me
veía,
Porque
envoltorios traía
Al
frente, al lado y atrás.
Quedaba
atrás un clarito
Por
donde ufano miraba
mi
hogar que se ocultaba
lo
lejos más y mas.
Después al revés monteme
Mirando al caballo el anca
A ver mi casita blanca
Donde pasé mi niñez.
Y entre verdes emparrados
Y mil árboles frondosos
Miré con ojos llorosos
Mi hogar por última vez.
Allá á lo
lejos, muy lejos
Miré
á mi pueblo adorado
Sobre
el Ande recostado
Lanzarme
bellos reflejos;
Miré brillar
los espejos
De Las
Lagunas y hundido
Entre
el follaje florido,
Ví
con tristeza mi hogar
Y un
adiós pude exclamar
Para
mi pueblo querido.
Visto de
lejos semeja
Por la
gracia con que asoma,
Reposando
en verde loma
Una
blanquísima oveja.
Como el ave
que al fin deja
El nido
donde ha nacido,
Así
abandoné aquel nido
Yendo de la
suerte en pos
Y murmurando
un adiós
Para
mi pueblo querido.
Densa nube
pasó en tanto
Entre
mi vista y mi hogar
Y no pude
contemplar
El hogar que
fué mi encanto.
Más,
después el denso manto
Pareció
ser recogido
Por algún
ángel venido
Del alto
trono de Dios,
Y yo murmuré
un adiós
Para
mi pueblo querido.
Inmensa mole
de tierra
Me impidió
puesta delante
Contemplar
aquel brillante
Engastado
en la alta Sierra.
El amor que
mi alma encierra
Brotó
entonces encendido
Y á mi pecho
conmovido
Tanta
amargura causó,
Que
sollozando exclamó
¡Adiós, mi pueblo querido!
Adiós,
oh casta paloma
Que á
los Andes da su queja,
Adiós
blanquísima oveja
Reposando en
verde loma.
Adiós
brillante que toma
Del iris su
colorido,
Adiós poético
nido
De mi alma,
que de mí en pos
Irá tu
recuerdo: Adiós,
Adiós,
mi pueblo querido!
Seguí
después adelante
Mirando
bellos paisajes
Y bosques
cuyos follajes
Embargaban
ni¡ atención,
Y á
medida que avanzaba
Veía nuevos
lugares
Que
amenguaban los pesares
De
mi pobre corazón.
Llegó la noche seguida
De
dulces meditaciones
Y doradas
ilusiones
Mi mente
pude entrever.
Amaneció
y á la lumbre
De la
aurora fulgurante,
Me creí el
más ignorante
Y no
pude disponer.
Llevé el
caballo y ya cerca,
Con
mucho miedo le toco
Y el
mantillón le coloco
Pero lo puse
al revés.
Subí la
silla y con miedo
Quise
poner la grupera
Y no pude. .
..y dije que era
Inútil
más de una vez.
Después
quedeme admirado
Al ver
que sobró una pieza.. . .
Que
era el freno.... pues empieza
Allí Juan á
trabajar.
Se lo puse
de mil modos,
De mil
modos diferentes;
Pero
sacaba los dientes
El
caballo al ensayar.
Por
fin convine en que el freno
Ya se había
descompuesto
Y le destiné
su puesto
Bien atado
de un cordel.
El caballo
libre entonces
Caminó
siempre al acaso,
Deteniendo
mucho el paso
O caminando
á tropel.
Como llevaba
mil cosas
A los lados
del aliño,
Con la
inocencia del niño
Me
dió el bruto compasión,
Y queriendo
darle ayuda,
Después de
haberme montado
Me cargué un
fardo pesado
Para ayudar
al trotón. . - -
Y allí voy
compadecido
Con mi carga
resignado
Muy molesto
y muy cansado
Sin aliviar
al corcel.
Quien
gustoso deteníase
A pacer
donde quería
Sin advertir
que ya el día
No caminaba
como él.
Continué
así todo el viaje
Hasta que
llena de gala
Se apareció
Guatemala
Ante
mis ojos por fin.
Llegué y
allí mi asombro
No tuvo
límite alguno
Y miraba
inoportuno
Del uno al otro confín.
Del uno al otro confín.
Basta decir
que aquel día
Mi
admiración fué tan loca
Que en él no
cerré la boca,
Que á
abrir un jeme llegué.
La
hermosura de una casa
Con
tanto asombro contemplo
Que creyendo
que era templo
El
sombrero me quité.
Como mi penquito
nunca
Había
visto un tranvía,
Como
que el diablo le hacía
Cosquillas
á mi trotón.
Porque ya se
hacía á un lado,
Ya retrocedía. un poco,
Ya retrocedía. un poco,
Ya
saltaba como loco
En diversa
posición.
Y
también no pocas veces
Cabalgué
sobre su cuello
Todo muy
justo y todo ello
Por
que grupera faltó.
Asime
bien de la silla,
Y dejé
al penco su paso
Hasta
que al fin el acaso
Un mesón me
reparó.
Al colegio dirigime
Y al verme en la portería
Todo estudiante decía :
« Allí está un nuevo muchá»
Miré brillar en sus rostros
En unos gozo, alegría, Aquí risa y picardía
Y ví burlas mas allá.
Después de haberme rodeado,
Con mil palabras melosas
Me hicieron decir mil cosas
Y hasta el fandango bailé.
Siguió después el bautizo
Del cual no fuí satisfecho
Pues me pusieron Güegüecho
Mas no recuerdo por qué.
Ya
estudiante constituido
Con
resignación sufría,
Mas no
pasaba ni un día
Sin
que me vieran llorar.
No hubo allí
quien me mimara
Ni
quien calmara mi pena,
¡Fué
muy pesada cadena
El
principiar á estudiar!
Muy pronto
escribí á mi padre
Que
enfermo me mantenía,
Que de noche
no dormía
Y solo
pensaba en él.
Que allí muy
mal me llevaban,
Que me pegaban seguido
Por gusto y
sometido
Estaba á
castigo cruel.
Que la
comida era horrible
Y los
fríjoles impuros,
Y
servían por tan duros
Tan
solo para tirar.
Que aquí me
mataban de hambre,
Que no
me enseñaban nada,
Que quería
su mirada,
Que lo
quería mirar.
Con
esa azarosa vida
Que deja el
alma abatida
Del paciente
colegial.
Y
dediquéme al estudio
Con
ahínco y con empeño
Y era
mi afán más risueño'
Verme un
maestro formal.
Solo tuve real
y medio
Para
comprar bocadillo
Y rayadas,
y el bolsillo
Quedaba
exhausto después.
Mi capital
era poco
Pero
era blanca y sonante,
No
cédula repugnante
Ni era
níquel como hoy es.
Al cabo de
poco tiempo
Saqué las
uñas, hice las mías
Con
cuatro mil picardías
Que la
maldad me forjó
. Llegué á
fingirme sonámbulo
-Y esto trae
su historieta
Que aquí
contaré completa
Toda
tal como ocurrió.
De los
sonámbulos dijo
El Director
cierto día,
Que al
encontrarlos debía
Respetárseles
mejor.
Robé un
racimo de plátanos
De la
despensa una noche
Y sin
pensar en reproche
Caminaba sin
temor.
Cargando con
el racimo
Así el
Director me mira
Y con
violencia y con ira
Dijo :
¿Señor qué hace aquí?
Y yo
continué callado;
Pero
él asióme de un brazo
Diciéndome:
Bribonazo,
¿Qué
lleva cargando allí?
¿Qué hace
Ud. con esa carga?
¿Por
qué Ud. se ha levantado
Y á la
despensa se ha entrado
Como
infame salteador?
Viéndome así
sorprendido
Sin salida y
sin excusa
Le dije con
voz confusa:
Soy sonámbulo, señor.
Soy sonámbulo, señor.
Anualmente
en el cumpleaños
Del
Director, (bien querido)
Le
hacíamos mucho ruido
Distrayendo
su atención,
Mientras
otros estudiantes
Siguiendo
distinta ruta
Iban á
cortar la fruta
Y á
aprovechar la ocasión.
También
constituime en cura
á los
nuevos bautizaba,
esto bien me
desquitaba
De aquel mi
apodo fatal.
Al alto y
flaco: Tío Trancas,
Al más
viejo Papá ó Tata,
Al de
la nariz muy chata,
Resbalón
en lodazal.
Nariz de
chucho al trote
Al de la
nariz abajo,
Cubo al gordo y bajo
Y Cotorra
al narigón.
A algún
tuerto Mira siete;
Era
Ciento piés el cojo,
Y á aquel de
rostro rojo
Le ponía Camarón.
Concluí de estudiar, gradueme
Y dejé el
plantel querido
Con dolor por haber sido
Mi más poético hogar,
Por que él vió correr mi vida
Entre perfumes y flores
Entregada á
las labores
Que es muy dulce recordar.
¡Oh colegio, templo hermoso
Donde se adora á la ciencia!
¡Oh colegio, suave esencia
Que aspiramos con pasión
Te saludo, hogar sublime,
Do mi niñez pasó en calma,
Con mil recuerdos del alma,
Con frases del corazón.
No
faltaron pobres diablos
Que colmando sus miserias
Se gorrearan
las materias
Y salieran á vapor.
Fábrica de Bachilleres
Que hoy, con
reformas mejores
Con eléctricos motores
Se fabrican
por mayor !
Si
Bachiller soy ahora
Deberé
escoger carrera
Aunque
en verdad yo debiera
Optar por la vocación.
Pero me gasta muchísimo
Ser Doctor,
ser Ingeniero,
Ser Abogado ó
Banquero
En fin toda profesión.
Mas hay tantos Abogados
Que clientes, y de este modo
Lo tienen perdido todo
O litigan entre sí.
Que un gato sale de un pozo,
Con las
uñas se decía
Y si
un notario caía
¿Saldría
también así?
¿Seré ingeniero? Trabajo
No hallaré y el sacrificio
Haré de
cambiar oficio
Para así
poder vivir,
Pues
con tanta preferencia
El
trabajo se nos veda
Y
así tan sólo nos queda
La
calle para medir.
¿Seré médico? Nos dicen
Que el médico
da la muerte
Y si el río truena fuerte
Piedras nos
debe traer.
No quiero ser responsable
De aquellas
muertes dudosas,
Para matar hay mil cosas.
Aunque el tiempo haya de ser
¿Seré maestro? No. Nunca
El maestro está olvidado
Y aunque es virtuoso y honrado
Pobre debe fallecer.
No
he nacido para mártir
Como maestro de escuela
Que
ese infeliz se desvela
Y no tiene que comer.
¿Seré empleado? Tampoco eso,
Para serlo es necesario
Vivir con el incensario
Como vive un sacristán.
Hacer de lo santo un. crimen,
Hacer al ladrón honrado,
Llamar al probo malvado
Por un mendrugo de pan.
¿Seré militar? i Dios mío!
Hoy, hay tantos militares
Que tenientes á millares
Un cabo al fin mandará.
Y apesar del aparato
Que finge el militarismo
Hablamos de patriotismo,
Cuando tan lejos está!
¿Seré político entónces?
No me gustan los pasteles
Y
son indignos papeles
Los que se hacen sin temor.
En nuestras pobres Repúblicas
Al elegir Presidente:
¿El
candidato?— Excelente
Y
ningún otro mejor.
Sube al poder; nos desprecia
Y no hay placer que no agote
Y para el pueblo el chicote
Porque
piensa ó porque habló.
No quiero ser
escalera
Para que otro llegue arriba
Y desde allá la saliva
Arroje al que lo subió.
¿Pues comerciante? Judío
Me dirán y mil horrores,
Pues bien suplico, señores
, Que un buen
consejo me den
Y me digan qué carrera
Tomaré de las citadas,
Con calurosas palmadas
Que sabré interpretar bien.
(Telón.)
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