1901
MIS AMORES
Al
Señor Licenciado
Don
Domingo Morales
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MIS
AMORES
MONÓLOGO.
Una sala—El actor aparece sentado frente á una mesa
con un álbum y varios libros.
es es curioso en verdad
Tener que
escribir un verso
En este album, es adverso
Y ageno de
novedad.
¿Pues qué
diré á Trinidad,
La dueña del album, qué?
No á mi
pesar le diré
Que es su gracia irresistible,
Cuando yo sé que es horrible
Por que deveras lo sé.
¿Deberé
decir que es bella Como Venus?
¿Que es
hermosa Como un pétalo de rosa
Con
resplandores de estrella?
¿0 deberé
decir que ella
Modelo de
virtud es?
¿0 que llena de interés
La beldad de la chiquilla? ¡
Si ella es
una zapatilla
Que está vuelta del revés
No hay
manía peor
Que obligará que se diga
Que es un
ángel cada amiga,
Y en
poético tenor.
Es un
grandísimo error
Pedir esto,
Trinidad;
Es una contrariedad
Diciendo
todo lo adverso,
Pues si
algo se dijo en verso
Falta saber si es verdad.
El álbum duerma y en tanto
Talvez encuentre aquí escrito
Algún retazo bonito
Que al álbum
le venga al canto
Algo como desencanto
Y que vea Trinidad
Que le digo la verdad,
Diciéndole
hermosa miento,
Pues copiémosle algún cuento
Con alguna novedad.
Aquí
anécdotas están
De unos grandes personajes;
Aquí se encuentran pasajes,
¿Y éstos? Recortes serán.
¿Y estas páginas que van
Llenas de
duda y temores,
Estas ya marchitas flores
Que despiertan mi interés?
Pues esto, señores, es
La historia de mis amores.
¡Cuál
acuden á mi mente
De otra edad recuerdos gratos,
En que goces insensatos
Mi vida hicieron sonriente!
Teniendo este libro en frente
Siento perfume de flores
Que combinan sus olores
Con melancólica calma,
Para ir á
acordarle á mi alma
Tristes recuerdos de amores.
¿Pues qué fuí cuando yo loco,
Como feliz mariposa,
Volé
de hermosa en hermosa
Libando
en cada una un poco?
Estas páginas que toco
Con mano trémula é incierta
Es mi historia que,
está abierta
Y me dice autorizada:
No vuelve la edad pasada
Que en el alma quedó muerta.
Recuérdanme estos renglones
Cuando
solo, acelerado,
Del
bullicio retirado
Volé buscando impresiones.
Cuando buscaba ocasiones
Mi alma loca, enamorada,
De ver la
prenda adorada
Que en mi
pecho formó nido,
Para pedirle
al descuido
Por piedad
una mirada.
Y en los
bailes empinado
En la punta de los pies
La buscaba yo á través
Del salón
remolinado.
En el
templo arrodillado,
Sin
santiguarme quizá
La buscaba
aquí y allá
Hasta
dar con la mirada,
En
la dama arrodillada
Que
más adelante está.
Una vez, recuerdo el hecho,
Que la madre allí me vió
Me arrodillo, me santiguo yo
Y luego, me golpée el pecho.
Después, muy á mi despecho
De ]a
corte celestial,
A los santos por igual
Les
dije á todos benditos,
Mas
luego fueron proscritos
En
un olvido eternal.
Entonces fuí vegetal,
Medio espíritu y elástico,
Medio crustáceo y muy plástico,
Impermeable y.... animal.
Mi papel no lo hice mal
En circunstancias felices:
En la esquina eché raíces
Permaneciendo incesante,
A no darme algún tunante
Con el cuerpo en las narices.
Allí en la esquina apostado
Nada ví, nada sentía,
Pasaba allí todo el día,
Me
halló la noche parado.
Permanecía extasiado Mirando
siempre al balcón
Y formaba mi ilusión
Si ella asomaba sonriente,
Y en una mirada ardiente
Me mandaba el corazón.
Y ni los rayos, ni el trueno
Me retiraban de allí-,
Si las lluvias sobre mí
Caían, pues santo y bueno.
La sombra me dió en su seno
Siempre
seguro escondrijo.
Más de un
hombre me maldijo;
Para
algunos fuí irrisión,
O les causé compasión
En la esquina siempre fijo.
Alguien me pisaba solo,
Pero otro
además me empuja
Volviendo
yo como aguja
Que siempre ha buscado el polo.
Cuando no pasaba un bolo
Que con suma rapidez
Me hacía girar talvez
Como rueda
de molino;
Pero yo con mucho tino
Volví á mi punto otra vez.
Fuí celoso y de certero
Todos los hombres: rivales
Y pasaba horas cabales
Juzgando en un agujero.
Pasé por un embustero,
Por cualquier cosa lloré,
Por un embuste rabié
Y
de todo lo ofrecido
Nada por
fin ví cumplido
Y hasta yo ignoro por qué.
La numeración se estima
Y en amores
la estimé:
La primera dama que amé
Pues fué, señores, mi prima,
Con la
confianza dí cima
Al deseo
acariciado
Y
cuando esto hube olvidado
La
otra mujer que yo amé,
Fué una
segunda, pues fué
A Segunda
Maldonado.
Por orden fué mi carrera
Siempre, siempre afortunado
Y á la tercera fué dado
Que amara á Juana Tercero.
Siguió mi instinto certero
Y á la cuarta
(como cuarta
Es un nombre que se aparta
De ser propio y muy feo
Pues quise á cuatro: á Inés,
A Elsa, Delfino y Marta.
¿Y á la quinta? Ese fué apuro
Una quinta! me decía
Querer á
cinco sería
Más difícil de seguro.
Pero al fin
el trance duro
Muy
favorable fué á poco
Porque otra
ilusión invoco:
De amar alguna con quinta
Tan rica como lo pinta
El
pensamiento más loco.
Realizado que esto fue
Tocó su turno á la sexta.
Cosa difícil fué esta
Porque tampoco encontré.
Y fué así
como pensé
Tomar los
nombres ahora.
Pronto mi
alma se colora
De
resplandor y alegría
Pues ví rayar otro día
Con otra
ilusión: Aurora.
Aurora que no contuvo
Los matutinos destellos;
Que no tuvo rayos bellos
Ni aves que cantaran tuvo.
Mi pecho de amor se abstuvo
Pero pronto se prendó
De Luz que nunca alumbró
Y aunque siempre Luz se nombra,
En vez de luz hace sombra
Y Luz nunca lus virtió.
Después mi pecho repara
En Clara, que claramente
Al hablarle tiernamente
La
respuesta estaba clara.
Quiso la suerte que amara
Después á Paz que fué guerra;
A Canuta que se aferra
Sin ser hueca en ser canuta,
Y á una Fausta que se enluta
Más que ninguna en la tierra.
A Socorro que no quiso
Socorrerme en caso alguno
Y siempre tuvo oportuno
“Un urgente compromiso.”
A Próspera que al
paraíso
Por no prosperar faltó;
A una Casta que pecó;
A Fe que dudar le gusta,
Y á una justa que fué
injusta
Cuando á pasear me mandó.
A una Modesta orgullosa;
A una Aleja que se acerca;
A una Prudencia muy terca
Y á Pura que fué otra cosa.
A una Engracia torpe y sosa
A quien nunca gracia vi;
Una Concha pretendí
No marina ciertamente,
Y fué la más imprudente
Una Prudencia, ¡ay de mí!
A una Máxima
muy chica;
A una Perpetua
inconstante;
A una Inocencia ignorante
Pero que todo lo explica.
A una Milagros muy
rica
Pero Milagrosa no
era;
A Nieves que fué una hoguera
Y á Remedios que murió
Porque á su mal no encontró
Los remedios su enfermera.
A Tecla que no sonó
Y al fin le tocó morir,
Porque la muerte al venir
Esa tecla le tocó.......................................................
Una Refugio amé yo
En quien refugio no había
Para mi
alma que quería
Recompensa á su lealtad,
Después amé á Soledad
Que no estuvo sola un día.
A una Amable que tenía
Tan sólo el nombre de amable
Y que no
hay con quien no entable
Una riña
cada día.
A una Marina quería
Que no conocía el mar,
Y nunca pude pasar
Con una Tránsito al cielo,
Que esa ruta por mi duelo
No quiso ella transitar.
Si los
nombres van reñidos
Con la
acepción verdadera,
Tengo por
regla certera
Que sus goces son mentidos.
Serán sus besos fingidos
¿Sus promesas qué serán?
Si siempre mintiendo van
En buena lógica infiero
Que cuando
dicen: «te quiero»
¡Cuánto, cuánto mentirán!
De la mujer dudé yo
Cuyo nombre
fué otra cosa,
Hasta que
vino una Rosa
Que de
dudas me sacó.
Le hablé de amor y me amó,
O al menos así decía
¡Pues
cuánto no mentiría
Si apedillándose Rosa,
Ni tuvo corola hermosa
Y que ni espinas
tenía!
Moralmente
si fué un sér
Muy comparable á la rosa,
Pues tuvo una edad hermosa
Como
cualquiera mujer.
Pero dió
tanto en querer
Que á todos
decía sí
Y al fin su corola ví
Perder sus gracias divinas,
Mas conservó
las espinas
Para quien? — Pues para mí.
Que espine otro á quien fascine
Esa rosa sin aroma
Y si algún
desliz se toma
Estará bien
que se espine,
A mí que
Dios me ilumine,
Que ilumine mi razón
Ya que
tengo el corazón
Propenso á
olvidar el dolo,
Que cuando
él no lo hace solo
Lo hace por
otra ilusión.
En otra
empresa amatoria
Mi pecho
luego se inflama
Y enamoré á
una dama
Que se llamaba Victoria.
Fracasé y así la historia
Está clara, á mi entender:
Quise victoria obtener
Y aunque Victoria hallé al paso
Es lo
cierto que este caso
La derrota me hizo ver.
Después de
eso hube de amar A Romana
que ni en broma Me dijo que era de Roma
Ni sirvió para pesar.
Luego cortejé á Pilar
Que no sostenía masa;
A Plácida que no pasa
Jamás un día contenta,
Y á Rosario que no cuenta
Ni las cuentas de su casa.
Después mi amor se prendó
De una llamada Dolores
Y les confieso, señores,
Que este nombre no mintió.
Con su amor me ocasionó
Un mundo de sinsabores
Y entre sus dones mejores
Esta Dolores tenía,
El de que jamás sentía
Ella misma sus dolores.
El recuerdo encantador
De mi vida que ha pasado
Tienen mi pecho cansado
De tanto amar sin amor.
Pues ese amar es error,
Es codicia
que en tropel
Miente
aborreciendo cruel
¿Amará la
mariposa
A esta y á aquella rosa
Que va dejando sin miel
Fué dichoso mi pasado;
Cuanta mujer pretendí
Todas me dijeron que sí
Pero mal
interpretado.
Ese amor, amor forzado
Fallido fué y con razón:
No buscó mi
corazón
Nunca hermosura en el alma,
Buscó esa que
luego calma,
La del rostro que es ficción.
¡Quién sabe si cambio el cielo
Como la suerte del hombre
Y ame a Consuelo y me asombre
Que no me brinde consuelo.
O que al fin para mi duelo
Se cambie en mal la bonanza
Y aparezca en
lontananza
Una Esperanza bonita
Y el cielo entonces permita
Que ame yo
sin esperanza
O que al fin enamorado
Mi pecho se torne luego
Sintiendo en el alma el fuego
De un amor apasionado.
Y que mi
pecho alterado
Como jamás
lo sentí,
Adore con frenesí
Alguna Piedad hermosa
Que no
tenga bondadosa
Entonces piedad de mi.
O que la suerte me asombre
Y por dama
predilecta
Me repare
una Perfecta
Que ha reñido con su nombre.
Q que al
fin sea yo-el hombre
Más humilde y desgraciado
Y queriendo
el cielo airado,
Hacer que
por siempre pene
Con una Cruz me condene
A morir crucificado. . . .
Pero no que
mi alma pura
Virginal
conserva el broche
A las novias esta noche
Yo les dí
vida y figura.
Si alguien por mi mal murmura
Quizá le
falte razón
Porque
ignora que ilusión
Tiene
agitado mi pecho,
Ni quien su altar tenga ya hecho
Dentro de mi corazón.
-Lamentablemente le faltan unas
hojas al libro original de este gran poeta huehueteco.-
Huehuetenango, Febrero de 2017.