miércoles, 30 de mayo de 2018

30. BIBLIA VERIFICADA

 LA BIBLIA VERIFICADA
ANDREW ARCHIBALD
1895
 
Ninguno de los originales de la Biblia ha sido pre- 
servado. ¿Desecharemos pues este libro ? Con tanta 
razón deberíamos desechar las obras de Homero, que 
existió de ocho á novecientos años antes de Cristo, 
pero de cuyos escritos no tenemos copia completa mas 
antigua que del siglo décimo quinto, ni fragmentos 
mas antiguos que los que datan del siglo sesto — quince 
siglos después de la muerte del poeta. 
De la historia de Eródoto no hay manuscrito exis- 
tente que date antes del siglo nono, aunque este histo- 
riador vivió en el siglo quinto antes de la era Cristiana. 
No hay copia de Platón (y sin embargo escribió mucho 
mas de mil años antes que aquel) que date antes del 
siglo nono. Menos de trescientos años separan los 
manuscritos mas antiguos de la Biblia y la edad apos- 
tólica. ¿ Qué importa pues que no tengamos los origi- 
nales del volumen inspirado? ¿Necesitamos á caso 
leer cada autor de su puño y letra? ¿Tenemos á Hume 
y Gibbon, Bancroft y Motley en manuscrito en nues- 
tras bibliotecas? No, pero no dudamos poseer sus 
obras. Es asunto de historia que han vivido y escri- 
bieron los libros que llevan sus nombres respectivos. 
Aún también estamos seguros de la autenticidad de los 
libros sagrados. No poseemos los manuscritos origi- 
nales, pero durante el siglo segundo y el tercero todos 
han sido citados, y por consiguiente deben de haber 
existido. Y en lo que toca á manuscritos, los pose- 
30 LA BIBLIA VERIFICADA. 
emos mas antiguos de las Escrituras que de cualquiera 
de los escritos no inspirados. 
El método para determinar su edad puede ser indi- 
cado aquí brevemente. La Biblia ha sido dividida de 
diversas maneras y no siempre en capítulos y versículos 
como los tenemos ahora. Hacia el año 340 d. c. fue- 
ron innovadas divisiones de cierto orden (sistema per- 
feccionado por Eusebio), y hacia el 460 d. c, divisiones 
de otro orden (stichométrico) vinieron á ser preva- 
lentes. Ahora bien, si un manuscrito contiene las 
divisiones de Eusebio su fecha debe de ser después del 
340 d. c, y si del stichométrico después del 460 d. c. ; 
si una Biblia antigua llegase á vuestras manos sin 
fecha alguna, la cuestión sería saber cuando fué im- 
presa. Alguien hace la sugestión de que salió de la 
prensa hacia el 1500 d. c, pero decimos no, y llama- 
mos su atención á la división actual en versículos. Bien 
¿y qué? Nada, sino que este hecho prueba que la 
Biblia esa fué impresa después del 1551, cuando el 
arreglo por versículos tuvo lugar. Por métodos como 
este se llega á saber con precisión grande la edad de 
los manuscritos, y así ha sido puesto en evidencia que 
aunque no poseemos los manuscritos originales de la 
Biblia, poseemos pergaminos de muy remota antigüedad. 
¡ Cuan agradecidos debemos estar á Dios que las ha 
guardado tan maravillosamente á través de las edades, 
dándonos así mayor testimonio para la autenticidad 
de las Escrituras que la que tenemos para la de los 
antiguos clásicos ! Nuestra fe debiera ser fortalecida 
por medio de evidencia tan conclusiva, y nuestras pre- 
dilecciones debieran de ser puestas tan tenazmente en 
LA BIBLIA EN MANUSCRITO. 31 
los pergaminos como los de Pablo. Tres de estos 
manuscritos merecen especial mención á causa de su 
grande edad : 
1. El Manuscrito Alejandrino asignado al siglo 
quinto. Los traductores que nos dieron la versión de 
las Escrituras llamada del Rey Jaime no pudieron 
aprovecharse de el, pues que concluyeron su obra en 
1611, mientras que este manuscrito no fué regalado á 
Carlos Primero de Inglaterra hasta el 1628 por el 
patriarca de Constantinopla, quien lo halló en la ciu- 
dad de Alejandría en Egipto ; de aquí el nombre de 
Alejandrino. Ahora se halla en el Museo Británico, 
tan frágil que se guarda bajo cristal y el uso de él se 
limita á los letrados, que tienen acceso á él para re- 
solver cuestiones de texto. La vitela se halla algo 
deteriorada, con agujeros, y algunas de las letras bor- 
radas sobre todo hacia el margen. Faltan hojas ente- 
ras. Mas de veinticinco capítulos de San Mateo se han 
perdido, y hay omisiones. Sin embargo, contiene la 
mayor parte del Antiguo y del Nuevo Testamento, 
ademas de otros escritos, incluyendo la única epístola 
original de Clemente á los Corintios — el Clemente que 
murió hacia el año 100, y que se cree ser el que Pablo 
menciona en Filipenses (4 : 3) como colaborador suyo. 

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