martes, 29 de mayo de 2018

LA BIBLIA VERIFICADA -CLÁSICO 1894

 LA BIBLIA VERIFICADA
ANDREW ARCHIBALD
1894
 
CAPITULO II. 
LA BIBLIA EN MANUSCRITO. 
" Trae, cuando vinieres, el capote que dejé en Troas, en casa 
de Carpo; y los libros, mayormente los pergaminos." — 2 Tim. 
4: 13. 
Este fué el mensaje enviado por Pablo desde su 
prisión en Roma á Timoteo, que el apóstol ansiaba 
viniese á verle, y que no olvidase traer los libros, espe- 
cialmente los pergaminos dejados en Troas en casa de 
un amigo. No sabemos qué obras de importancia eran 
estas. Pueden haber comprendido parte de sus inspi- 
radas Epístolas, y muy probablemente partes del An- 
tiguo Testamento pues era hombre que leía su Biblia. 
Las Escrituras sagradas eran para él muy preciosas. 
Quizás habia sido enviado con premura á la prisión 
Romana sin permitírsele llevar sus libros, entre los 
cuales podemos estar seguros debian de hallarse las 
Santas Escrituras. 
No podía mandar á comprar una copia de la Biblia 
por poca cosa, como lo hacemos hoy día. Cuando una 
obra es rara cuesta. Por ejemplo, uno de los libros 
primeramente impresos fué la Biblia Latina en 1546, 
y una copia de esta edición no hace mucho tiempo se 
vendió en Nueva York por la suma de 8,000 duros, y 
un conde de Inglaterra pagó por un ejemplar 16,000 
duros. Lo raro de una obra es lo que constituye su 
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valor, y en la edad apostólica, antes de los días de la 
imprenta, los libros eran raros, lo que no son hoy dia 
cuando por medio de estereotipos pueden ser produci- 
dos con facilidad y rapidez económicamente. No se 
conocía entonces la prensa con la cual reproducimos 
numerosas ediciones. Si se quería una copia, era 
menester escribirla laboriosamente á mano. 
Había quien hacía su ocupación distintiva el copiar 
á mano. Pablo tenía su amanuense, pues en Rom. 
16 : 22 leemos : " Yo Tercio, que escribí la Epístola, os 
saludo en el Señor." El apóstol únicamente añade una 
posdata en su letra familiar como sabemos por la 1 Cor. 
16 : 21 : " Salud. De mi mano, Pablo." 
Se escribía sobre dos clases de material. De las 
cañas que crecían á orillas del Nilo, se hacia un 
artículo llamado papiro algo parecido á nuestro papel. 
Ademas las pieles de los antílopes pequeños y de otros 
animales se adobaban en una especie de vitela fina, 
mas duradera y por consecuencia mas cara que el 
papiro. Cuando Pablo mandó á por " los libros, espe- 
cialmente los pergaminos," era literalmente los rollos 
de papiro y de vitela, y estos últimos mas particu- 
larmente porque valían mas. Ademas no quería 
permitir que llegasen á extraviarse. Quizás temía 
que fueran echados de un lado y destruidos. Y si 
contenían alguna de sus Epístolas temía naturalmente 
por ella. Quizás había oido la historia de Aristóteles 
cuyas obras preciosísimas permanecieron largo tiempo 
en un sótano, donde por fortuna, después de dos siglos 
llegaron á ser descubiertas. El temor del apóstol fué 
justificado, como lo podemos constatar nosotros en 
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estos tiempos modernos. ¡ Cuan sin número de obras 
casi se han perdido, que han llegado á ser providen- 
cialmente — ó como decimos nosotros accidentalmente 
— recobrados ! La grande obra de Quintiliano fué 
sacada á luz de un lóbrego y sucio calabozo. Han 
ocurrido muchos descubrimientos peregrinos de esta 
clase. Una copia de Propertius el poeta latino fué 
hallada manchada toda y arrugada bajo los toneles de 
una bodega. Trescientas líneas de la Odisea de Ho- 
mero fueron tomadas de manos de una momia. El 
original de la Magna Carta, la gran Carta de Ingla- 
terra accordada en 1215 á los barones ingleses por el 
rey Juan sin Tierra, y que forma la base del derecho 
constitucional de Inglaterra, fué salvada en el momento 
crítico en que un sastre iba á cortarla en patrones. En 
1626 un alemán al hacer excavaciones para edificar 
una casa se halló un paquete bien atado, y examinado 
se haíló ser " Conversaciones á la Mesa " de Lutero el 
Reformador, la única copia que existe, y de gran valor 
á causa de la descripción viva que da de la vida y 
tiempos del gran Reformador. 
Estos descubrimientos han sido singulares, pero teso- 
ros literarios han sido descubiertos de una manera 
aún mas singular, cuando habían estado perdidos por 
largo tiempo. La vitela, ó pergamino mencionado en 
el texto, era tan cara, que con frecuencia era limpi- 
ada y usada otra vez á manera de pizarra. 
La tinta vegetal era lavada hasta hacerla desapa- 
recer cuanto era posible, pero con el tiempo los carac- 
teres antiguos han reaparecido visibles aunque indis- 
tintos. De vez en cuando la vitela ha sido lavada de 
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nuevo, y por tercera vez se ha escrito sobre ella. En 
ambos casos se necesita gran abilidad para poder des- 
cifrar los caracteres primeros. Sin embargo ha sido 
hecho, y obras perdidas de Cicerón y otros clásicos han 
sido halladas y restauradas al mundo literario. La 
Providencia ha guardado la Biblia de esta manera. 
En la Biblioteca Nacional de Paris yacía un docu- 
mento antiguo conteniendo los sermones y otras com- 
posiciones de Ephraem de Siria, un Padre de la Iglesia 
del siglo cuarto. La preservación de sus escritos era 
afortunada, pero debajo de estos llegaron á descubrirse 
trazas de otro texto. Esto sucedía á mediados del siglo 
diez y siete. Varias tentativas para descifrar los 
caracteres obscurecidos fracasaron hasta hace cin- 
cuenta años ; cuando por medio de aplicaciones quí- 
micas llegaron a ser descubiertos y publicados. Re- 
sultó ser un manuscrito de una gran porción del 
Nuevo Testamento, escrito en el siglo décimo segundo 
un copista había separado las hojas, borrado el texto 
antiguo y escrito en su lugar las obras de Ephraem, 
cuando el todo fué encuadernado juntamente de nuevo. 
En el volumen nuevo las hojas estaban desarregladas 
muchas al revés en lo que se refería al escrito antiguo ; 
esto causó gran trabajo al letrado que trató de desci- 
frarlo, quien sin embargo llegó á tener éxito y nos dio 
uno de los mejores manuscritos de autoridad en las 
obras de crítica de la Biblia. ¿ Quién hubiera podido 
imaginar que un escrito del siglo quinto llegase así á 
revelar sus secretos al siglo diez y nueve ? Bien pode- 
mos decir, ¡ Cuan grande es lo que Dios ha hecho ! 
Sin duda guardaba El los pergaminos con la misma 
LA BIBLIA EN MANUSCRITO. 29 
solicitud que Pablo. Cuando llegamos á darnos cuenta 
de que muchos pergaminos valiosos se han perdido 
podemos apreciar la anSiedad y el cuidado del apóstol 
por aquellos libros y pergaminos de Troas. 

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