lunes, 28 de mayo de 2018

LA BIBLIA VERIFICADA-Cont. Cap. 1

 LA BIBLIA VERIFICADA
andrew ARCHIBALD
 
En otras palabras, estos eran escritos que muchos 
consideraban como Escritura, pero que eventualmente 
fueron excluidos de la lista de los libros sagrados. Y 
no hemos dado la lista de todos ellos. No hubo 
sufragio formal tomado acerca de ellos, pero llegaron 
á ser considerados por la mayoría de la Iglesia como 
inferiores en autoridad. La criba era constante. 
Aquí se hallaba una carta que pretendíase era de 
Pablo, allí otra de Pedro, ¿Que verdad había? Esto 
era discutido, no en concilio eclesiástico, sino por la 
Iglesia en general. Unos tomaban la afirmativa, otros 
la negativa, y así cada libro era considerado en cuanto 
á su mérito ; de esta manera fué el Canon constituido. 
Varios siglos llegaron á trascurrir antes de obtener re- 
sultado tan unánime como el que hoy se considera 
correcto. Esto no era mas que lo que debía espe- 
rarse. Allá en el Oriente había una carta apostólica 
de la cual la Iglesia en el Occidente no tenía ni aun 
EL CANON. 21 
noticia durante cincuenta y aun cien años, y conse- 
cuentemente los resultados eran tardíos. Era cuestión 
de si algunos de los libros del Nuevo Testamento ac- 
tual habían de ser admitidos ó no — y esto no entre los 
infieles, sino entre los Cristianos mismos. 
Los testigos eran francos y honestos. Orígena testi- 
fica que Pedro escribió una Epístola, " y aun quizás 
dos, por cuanto esto es discutido." Dice también, 
" Juan escribió el Apocalipsis y una Epístola de 
cortas líneas ; y aun puede ser una segunda y una ter- 
cera, pues que todos no las admiten como genuinas." 
Al citar de Santiago y Judas añade que en canonicidad 
era puesto en duda. Eusebio (nacido hacia 270 A. d.) 
da en su historia de la Iglesia una lista de los libros 
del Nuevo Testamento. Clasifica la gran mayoría de 
ellos como entre " los reconocidos umversalmente." 
Como reconocidos " por la mayoría " enumera Judas, 
Santiago, Segunda de Pedro, Segunda y Tercera de 
Juan. Apocalipsis, dice, " unos lo desechan mientras 
otros lo cuentan entre los libros reconocidos," aunque 
en su opinión serían recibidos " por todos " á su debido 
tiempo. El estudio honesto en cuanto á la evidencia 
continuó, hasta que Anastasio (365 A. d.) al enumerar 
el contenido del Canon dio los que hoy poseemos y 
solamente estos. Eusebio y Anastasio vivían tan cerca 
del tiempo de los Apóstoles como nosotros de la llegada 
de los Peregrinos á estas playas, es decir unos dos siglos 
y medio. Jerónimo que murió en 420 A. d. adoptó 
la misma lista que ahora tenemos. Los concilios por 
aquel tiempo " sancionaban y ratificaban," como otro 
ha dicho, " cuanto había ya tenido lugar espontánea- 
22 LA BIBLIA VERIFICADA. 
mente " y por medio de " crecimiento normal." Así 
han sido fijados los límites del Nuevo Testamento por 
medio del sentimiento general Cristiano guiado por los 
datos históricos. Ningún concilio decidió el asunto, 
ni tampoco voz angélica, sino que se llegó al resultado 
por medio de la paciente comparación de opiniones. 
No hay unanimidad perfecta de parte del mundo 
Cristiano. De vez en cuando un erudito devoto llega 
á dudar de la autoridad canónica de la Segunda y 
Tercera de Juan ó de la Segunda de Pedro ; pero 
mismo si estas fueren desechadas no sufriría el sistema 
de la Cristiandad, como tampoco sufriría la Historia 
de la Guerra Civil de los Estados Unidos porque un 
autor dejara por escribir dos ó tres capítulos de una 
obra que llevara su nombre. No obstante, la mayoría 
de sentimiento accepta todos los libros del Nuevo Tes- 
tamento actual, como Cristo dijo del Antiguo en sus 
libros, " ellas son," confidente de que ellas constituyen 
la palabra verdadera de Dios. 
Nuestra Biblia llega hasta nosotros no por magia ó 
encantamiento, sino por medio de canales históricos, y 
si algún otro escrito apostólico llegara á hacer su apa- 
rición podría ser incluido en el Canon, no por virtud 
de aprobación milagrosa desde los cielos, sino por 
pruebas históricas ; y es muy probable que se hayan 
extraviado Epístolas inspiradas. Pablo, por ejemplo, 
en su primera á los Corintios, cap. 5, vers. 9, dice : 
" Os he escrito en mi Epístola," aludiendo á una carta 
previamente escrita á los Corintios, pero esta no existe 
hoy. Y en Col. 4:16, dice, "Cuando esta epístola 
haya sido leida entre vosotros haced que se lea tam- 
EL CANON. 23 
bien en la iglesia de los Laodicenses ; y leed vosotros 
también la Epístola de Laodicea ; " pero no tenemos 
Epístola á los Laodicenses, á menos que la Epístola á 
los Efesios fuese, como algunos piensan, una Epístola 
circular designada también para los Laodicenses. 
Ahora pues, si estas dos Epístolas á las cuales se 
refiere el Apóstol llegaren á ser halladas, pasarían por 
el mismo escrutinio que nuestro Nuevo Testamento 
tuvo que sufrir en cada uno de sus libros, y si la 
opinión universal en su mayoría llegase al fin á ser 
favorable á su autenticidad, podían ser colocadas entre 
las demás cartas de Pablo. Por esto es que nuestra 
Biblia no tiene una base fabulosa, sino histórica, y por 
esto tiene mas fuerza á la faz del mundo. 
No adoramos en ignorancia ; no es nuestra fe una 
superstición ciega ; creemos por causa de la plena 
evidencia. Pedimos examen en lo que toca al origen 
de nuestros libros sagrados. No fueron producidos 
como dice Pablo " en un rincón." Han sido accesi- 
bles á todos desde un principio, de modo que el que 
quiso pudo leer. Estamos pues agradecidos á una 
Providencia bondadosa que los ha puesto por obra en 
la urdiembre y en la trama misma de la Historia de 
tal manera que su credibilidad no puede ser atacada 
sin poner en duda el hecho importante del desarrollo 
mismo de la humanidad. Nuestra fé esta basada en 
la palabra clara de Dios, y así repoNuestra fé esta basada en 
la palabra clara de Dios, y así reposamos sobre la roca, 
contra la cual la corriente de la incredulidad se ha 
estrellado en vano durante los pasados siglos. Las 
olas de asalto escéptico se han roto sobre ella para 
disiparse en insípida espuma. La grande y reverada 
24 LA BIBLIA VERIFICADA. 
Biblia parece levantarse en triunfo después de cada 
embate, exactamente cual la roca aparece emergiendo 
de las rompientes cuando la marca del océano ha per- 
dido su fuerza. 1 


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